
Antonin Scalia tenía varios récords: fue el primer italo-estadounidense en ocupar un puesto en la máxima corte de Estados Unidos. Era el más conservador de los jueces vitalicios de la Corte Suprema, y ejerció su puesto durante casi 30 años.
Nombrado por Ronald Reagan en 1986, Antonin Scalia era un defensor del “originalismo”, una corriente jurídica conservadora que cree que la Constitución de Estados Unidos existe como tal y no cambia con el tiempo.
Ferviente opositor al aborto y al matrimonio gay, Scalia expresaba su opinión sin reservas y se mantuvo firme en sus convicciones. A menudo beligerante, era conocido por su afilada lengua: “la guerra es la guerra y nunca se ha dado el caso de que, cuando se captura a un combatiente, hay que darle un juicio con jurado en los tribunales civiles”, dijo en una ocasión refiriéndose a los presos de Guantánamo.
Complicada sucesión
Antes de la muerte de Scalia, la Corte Suprema tenía cuatro jueces conservadores, cuatro progresistas y uno, Anthony Kennedy, cuyo voto “fluctuaba”.
La muerte de Scalia podría cambiar este equilibrio de poder y si bien normalmente es el presidente de los Estados Unidos quien designa al sucesor, el momento político es complicado para Barack Obama. El nombramiento debe ser confirmado por el Senado, donde los republicanos son mayoría y ya han expresado su rechazo a que Obama presente a un candidato antes de las elecciones del próximo noviembre.
El líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell consideró que la nominación debe hacerla el próximo presidente y pidió al Senado a vetar cualquier propuesta de Obama. Obama por su parte indicó que enviará la nominación del sucesor de Scalia al Senado “a su debido tiempo”.
Si el Senado veta la propuesta de Obama, el puesto podría quedar vacante un año, hasta que el próximo presidente electo asuma su cargo el 20 de enero de 2017.
FUENTE: RFI |