El polémico Erdogan se encuentra hoy en boca del mundo luego de neutralizar el pasado 15 de julio un golpe de Estado, del que hasta ahora ha salido fortalecido y pese a ciertas acusaciones que lo señalan de dirigir un autogolpe para endurecer el régimen.
Tras el fallido intento de derrocar al Gobierno islámico conservador, las autoridades adelantan una profunda reforma del Ejército, una especie de Estado dentro del Estado que según el analista internacional, Adrián Mac Lima, alguno de sus miembros tienen fuerte presencia en el ámbito empresarial y controlan entidades varias, sobre todo en “la República del Norte de Chipre”.
Hasta ayer, la mitad de los generales se encontraba suspendido, en una movida de mata que toca las puertas de distintos sectores del país euroasiático. Así por ejemplo, la purga pasa por los servicios de inteligencia y los medios de comunicación, de los cuales se han cerrado más de 130, entre estos 45 diarios.
Detenidos o investigados están también cientos de fiscales y jueces, así como otros cientos de ciudadanos por tener supuestos vínculos con el clérigo musulmán Fethullah Gulen (exiliado en EE UU), acusado por Erdogan de tramar el infructuoso golpe de Estado.
El líder turco despliega lo que él mismo ha llamado “la gran limpieza” sabiendo que posee respaldo de un grueso del país. Al menos así lo ha considerado Mac Lima al escribir que “el Presidente cuenta con el apoyo de varios sectores de la población. Sus seguidores proceden del campesinado de aldeas deprimidas y de los trabajadores no cualificados de los núcleos urbanos, cuyo nivel de vida ha registrado un incremento anual del 3,8% en la última década. Los detractores de Erdogan provienen mayoritariamente de la clase media y la burguesía, de los círculos intelectuales y/o de negocios, más propensos a defender las estructuras del Estado laico y de los derechos del ser humano”.
Antes de ser elegido presidente en agosto de 2014, Erdogan se convirtió en primer ministro de Turquía en 2003, tras ganar las elecciones de 2002. Fueron casi 12 años en los que el líder del partido AKP (Partido de la Justicia y Desarrollo) y según el Barcelona Center for International Affairs (Cidob) aspiraba “a una síntesis democrática entre la identidad musulmana nacional, el republicanismo aconfesional y la aspiración europeísta”. Agrega el “think tank” independiente que a lo largo de su mandato renovado en 2007, Erdogan estabilizó “la economía y dominó la inflación, lidiando con el terrorismo en múltiples caras y combatiendo la rebelión kurda”.
Turquía ha vendido creciendo en los últimos 14 años a un ritmo promedio entre 7% y 8%, lo que le ha permitido ubicarse como la quinta economía de Europa y con la meta de anclar en el quinto peldaño mundial para el 2023.
De la mano de Erdogan, Turquía ha fortalecido su influencia en el escenario geopolítico global. Mac Lima ha dicho que “Turquía es una potencia regional, uno de los baluartes de la estabilidad estratégica en la extensa región del Cáucaso, el Mar Negro, Oriente Medio; un factor clave en los conflictos de Siria e Irak, un punto estratégico primordial contra la ofensiva del Estado Islámico”.
Pero la figura de Erdogan puede despertar tantos aplausos como críticas. Por igual, seguidores y adversarios lo califican de “sultán” por su estilo hegemónico y por su marcada pretensión de reeditar el ideario de la época otomana.
Erdogan proviene de una familia humilde y musulmana que observaba los preceptos de su fe, desde un barrio de Estambul, una de las principales ciudades del país de 79,5 millones de habitantes. Su padre fue un guardacostas descendiente de inmigrantes georgianos. Erdogan se escolarizó en centros religiosos en los que conoció el Corán.
El palacio donde ahora reside con su esposa Emine y sus cuatro hijos está valorado en $ 600 millones, según ha informado el diario brasileño O´Globo. El Mandatario de 62 años ha dicho que una mansión así sirve para demostrar el lugar que el país ocupa en el mundo.
La enorme vivienda con decenas de habitaciones fue terminada en 2014 tras una polémica, pues se levantó en un área forestal protegida y pese a una orden judicial que no autorizaba las obras.
Emine, de 60 años, es famosa por gastar miles de dólares por viajes de compras y te. En Bélgica, en una ocasión ordenó cerrar un centro comercial para que no la molestaran los clientes.
De pequeño Erdogan ganaba dinero vendiendo en las calles de Estambul refrescos y las tradicionales roscas de sésamo. A los 15 años se afilió a la Milli Gorus Teskilati, una asociación de intelectuales islamistas. Luego fue líder juvenil del Partido del Orden Nacional.
Más adelante ingresó a una universidad pública a estudiar política y economía, mientras jugaba al fútbol semiprofesional en el club Kasimpasa SK.
“Erdogan consiguió una desahogada posición laboral como ejecutivo medio de compañías privadas del ramo alimentación”, dice el Cidob sobre los trabajos que tuvo el actual Presidente.
Como político y ya como militante del Partido del Bienestar (PB) intentó llegar a la alcaldía estambulí de Beyoglu, perdiendo en dos comicios, pero en 1994 alcanzó la alcaldía metropolitana. Como edil se dio a conocer a nivel nacional por una gestión eficiente de los recursos, invirtiendo en tecnología, obras públicas, transporte y recolección de basura.
Cinco años después cumplió cuatro meses de cárcel por haber recitado un poema en el que comparaba los minaretes de las mezquitas con bayonetas y las cúpulas con yelnos. “La democracia es solo un tren al que subimos hasta que llegamos a nuestro destino”, señaló también en aquellas palabras.
En 2001 se separó el PB, reunió al ala islamista reformadora y fundó el Partido Justicia y Desarrollo (AKP), organización conservadora sin connotación religiosa, que además aceptaba el desafío de ingresar en la Unión Europea. Ganó así las elecciones como primer ministro en 2002. Sin embargo, a medida que fueron pasando los años y hasta la actualidad sus políticas han influido cada vez más en la moral pública: Ninguna familia musulmana debería practicar controles de natalidad y permitió a las mujeres llevar el pañuelo islámico en cargos públicos. Hace dos años se convirtió en el primer presidente electo en sufragio directo. Recep Tayyip Erdogan acumula hoy un poder que pocos dirigentes turcos han tenido desde la muerte del fundador de la República.
FUENTE: Juan Pablo Crespo - http://www.panorama.com.ve