
Los procesos secretos y a puerta cerrada son una supervivencia de los sistemas judiciales autoritarios, basados en el abuso de poder, en el que el reo carecía de medios efectivos y reales de defensa.
En el caso del mayor de la Policía Nacional Álex Cedeño, al que se le están imputando delitos contra la seguridad colectiva y la administración pública, todo el proceso se está realizando con un sospechoso secretismo, que no augura nada bueno para el oficial.

Es sabido que en momentos en que Cedeño y su equipo élite hacían un operativo antidrogas, llegaron unidades del Consejo de Seguridad y los detuvieron; luego, en una rápida sucesión de hechos, Cedeño es juzgado y destituido de la Policía Nacional, y luego puesto a órdenes del Ministerio Público, que tras una audiencia a puerta cerrada, pide y logra su detención provisional.
El caso del oficial deja muchas interrogantes: ¿por qué el Consejo de Seguridad detuvo a Cedeño?, ¿es competente este organismo para realizar estas acciones?, ¿quién dio la orden de apresarlo?
El silencio del Gobierno es sospechoso y constituye un indicio de mala justificación, ante un caso que involucra a un oficial condecorado por su efectiva labor contra el narcotráfico.
La transparencia es una garantía de legalidad y debido proceso, y en este caso ha sido la gran ausente.
Editorial @criticaenlinea pic.twitter.com/WFOiyrkwQf— SIN PEPITAS (@Sin_Pepitas_) 18 de noviembre de 2016
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