
Pues bien: todo lo que uno haya podido imaginar sobre el palacio -¿será el Mordor español o el consulado de Transilvania?- se queda corto al recorrer la distancia entre la fantasía y la realidad: a medida que uno se acerca (a pie y monte arriba) al Canto del Pico, el malditismo de la residencia abandonada luce en todo su oscuro esplendor: nubarrones, viento cortante, contraventanas que se abren y se cierran (con estruendo) y sensación de desasosiego. ¿Habrá vigilante? ¿Se nos caerá el techo encima? ¿Tú oyes voces dentro o me estoy volviendo loco? (Había alguien dentro de la casa, sí, pero no desvelaremos quién hasta el final).
Construido por el conde de las Almenas hace casi un siglo con retales (¿expoliados?) de varios templos españoles (columnas, capiteles y claustros góticos de aquí y de allá), escenario de la fulminante muerte del expresidente del Gobierno Antonio Maura, centro de operaciones del ejército republicano en la batalla de Brunete, residencia de descanso del Generalísimo, contenedor del patrimonio de la familia Franco durante la Transición, víctima de saqueos y protagonista de pelotazos inmobiliarios, el Canto del Pico (Bien de Interés Cultural deslumbrante por fuera y arruinado por dentro) se resiste a morir: el Ayuntamiento de Torrelodones acaba de formar una comisión multipartidista para revitalizarlo. El dueño de la casa, por su parte, sigue en sus trece: vende la finca en el extranjero por una millonada. Bienvenidos a la madre de todas las mansiones encantadas... (PULSE AQUÍ PARA VER MÁS)
FUENTE: Con información de http://www.elconfidencial.com