El profesor e historiador estadounidense Charles Haas logró recopilar las comunicaciones entre el barco CS Mackay-Bennett y la naviera White Star Line (la empresa británica que operaba el trasatlántico) y afirma que, como la embarcación no era lo suficientemente grande, su capitán se vio obligado a decidir qué cuerpos rescatar y cuáles “lanzar al mar”.
De esta forma, Haas concluye que la determinación del encargado del CS Mackay-Bennett parecía ser la de subir a bordo solo los cadáveres de las personas que se identificaban como pasajeros de primera o segunda clase. En una de las comunicaciones telegráficas, esa persona informó que se había realizado “un cuidadoso registro de todos los documentos, dinero y objetos de valor” que hallaron en los difuntos y cuestiona si “no sería mejor” arrojarlos al agua, a no ser que sus familiares pidieran conservarlos “de manera específica”.
Otros telegramas posteriores evidencian el alto estrés que padecieron los empleados de White Star Line cuando necesitaron llevar a cabo el proceso de registrar los cuerpos de los viajeros en tierra, que llegaban diariamente durante casi un mes luego del hundimiento del Titanic.
Charles Haas, quien adquirió y pudo restaurar los documentos en el año 1980, piensa que estos telegramas fueron enviados con la confianza de que iban a permanecer en secreto.
FUENTE: Con información de https://www.grandesmedios.com