En el consorcio, que adelantaba un megaproyecto vial en el país sureño, Odebrecht era socio mayoritario, según informó ayer el diario El Tiempo.
La semana pasada, Pizano, encargado de la supervisión general del sistema de control de gestión, murió supuestamente de un infarto, y días después, el domingo, su hijo Alejandro consumió el contenido de una botella de agua saborizada que apareció en el despacho de su padre. Según la declaración de uno de sus familiares, la botella estaba abierta y el joven ingeniero tomó un sorbo. Al instante comentó que ese líquido sabía muy mal e inmediatamente colapsó.
Los peritos de Medicina Legal encontraron en su estómago rastros de cianuro.
Ahora, las autoridades investigan si Jorge Enrique Pizano pudo haberse suicidado, una hipótesis que no es compartida por la familia, y si una fatal casualidad llevó después a la muerte accidental de su hijo.
La Fiscalía, siempre de acuerdo con El Tiempo, ordenó a la Policía Judicial seguir recolectando testimonios de las personas que presenciaron los hechos, extraer las huellas digitales de la botella y evaluar el dictamen de las dos muertes.
El hoy fiscal general Néstor Humberto Martínez, quien en 2015 fue alertado por Pizano, pues fungía como abogado de una de las empresas del consorcio, explicó en un comunicado que este le aseguró en su momento que no existía certeza de que se tratara de coimas y que Odebrecht presentó una auditoría internacional para certificar que no había realizado pagos irregulares.
FUENTE: Agencias