
"No nos lo podíamos creer, habíamos puesto los contadores de luz el viernes y el domingo nos dijeron que habían okupado todo el edificio", relata Carlos Pradas, aparejador de Promociones Perelló, de Palma de Mallorca. "Llegamos allí y vemos que los cuatro pisos [una promoción de viviendas de alto nivel] están ocupados. En uno nos encontramos a un mendigo que habían sacado del Refugi [un albergue social], en otro a un chaval de 18 años que llevaba un 'globo' tremendo, y en los otros varias personas de etnia gitana. Estaba claro que ninguno de ellos había entrado para quedarse a vivir y tampoco eran los cabecillas. Son gente a quienes las bandas pagan un dinero por meterse en la casa y atrincherarse hasta que se cobre la extorsión".
Juan Perelló, gerente de la promotora, acudió el lunes por la mañana a su edificio en la calle Emili Darder junto a dos agentes de la Policía Nacional. Los agentes pidieron los DNI, tomaron algunos datos y le dijeron al promotor que, sintiéndolo mucho, no podían expulsar a los inesperados inquilinos. Simplemente preguntaron a los del primer y tercer piso si se querían marchar. Ellos dijeron que no y asunto zanjado.
Perelló se acercó a la comisaría a interponer una denuncia, pero sabía que no le quedaba otra: si no pagaba el dinero que le exigían, adiós a la entrega de llaves programada para una semana más tarde y adiós a la venta, de la cual ya había cobrado un 30%. Hasta su misma empresa se podía ir al garete. ->>Vea más...
FUENTE: Con información de DAVID BRUNAT - El Confidencial