
López cumplía una condena de 14 años de prisión en régimen de arresto domiciliario y fue liberado el martes por un grupo de militares cercanos a Guaidó, presidente interino de Venezuela reconocido por más de 50 países, entre ellos España. Pero el llamamiento de ambos a la sublevación del Ejército bolivariano contra el sucesor de Hugo Chávez fracasó. El alzamiento, la operación Libertad, se diluyó. La intentona fallida hizo que el líder opositor buscase primero refugio en la legación diplomática de Chile en Caracas. Pero después, por una "decisión personal", López, su mujer, Lilian Tintori, y su hija de 15 meses llamaron a la puerta de la residencia del embajador de España en Venezuela, Jesús Silva. El Gobierno aceptó darles acogida de manera temporal, hasta que pongan en orden sus planes. La vivienda de un embajador es territorio inviolable, como lo son las misiones diplomáticas y los consulados, y por tanto en esos espacios el Estado receptor no puede practicar detenciones. Pero si López pone un pie fuera de la residencia de Silva, se expondría a ser arrestado por el régimen. Lo cierto es que con su sí el Ejecutivo de Sánchez se coloca en medio del escenario.
Fuentes del Ejecutivo socialista precisaron que el dirigente venezolano no había pedido asilo político a España. Al menos, hasta ahora. No es su "voluntad" en este momento, explicaba a EFE su responsable de la defensa internacional, Javier Cremades. "Ahora mismo eso no ha sucedido, aunque jurídicamente lo puede pedir", señaló el letrado. López, por tanto, se encuentra en la legación diplomática "como un huésped, un invitado". Y como tal puede recibir a otras personas, convocar a los medios o "comunicarse con el exterior o enviar mensajes, cosa que no podía hacer cuando estaba en arresto domiciliario". ->>Vea más...
FUENTE: Con información de JUANMA ROMERO - El Confidencial