Leo Messi le concedió a Jordi Évole la entrevista que le había postergado durante el confinamiento (no le gusta hablar de temas serios, asuntos graves o política en público) y dejó esta noche de domingo en La Sexta, a su manera, un titular sobre su futuro. Decidirá a final de año y no se moja, y hará lo que sea mejor para el club y para él: lo que le digan el corazón y la cabeza. Ahora se centra en los próximos meses y no sabe qué querrá después. Está más feliz que hace cuatro meses, aunque le ha costado "mucho" adaptarse a un vestuario "nuevo", sin gente de la casa ("los que me reodeaban en el vestuario se fueron casi todos").
Pero luego deja la perla: si se va, le gustaría hacerlo de la mejor manera, volver a vivir en esta ciudad y trabajar en el club. Siempre ha querido vivir y jugar en Estados Unidos, el club necesita muchos cambios. Cuando Évole, poco después, le pide un mensaje para los socios, repite: si se va, quiere volver para afincarse nuevamente en la ciudad con su familia y trabajar en el club. No hay ningún mensaje tranquilizador para la masa.
"Momento muy complicado del club"
Los espectadores pudieron observar durante una hora larga a un jugador más relajado que en los últimos tiempos, con buena cara, risueño incluso, que mencionó como deportistas admirables a Rafa Nadal, Roger Federer, Lebron James y Cristiano Ronaldo. Tras el olfateo inicial, Évole le hizo firmar en una camiseta para su hijo, y desde ese momento la entrevista pareció discurrir hábilmente hacia el espacio que todo el mundo espera: el Barcelona. El 'crack' argentino glosa brevemente su relación de amor con el club, con la ciudad en la que nacieron sus hijos, y dice sentirse bien y con ganas, ilusionado pese al delicadísimo momento del club. ("El club está muy mal y va a ser muy difícil que regrese a donde estaba", avisa por primera vez en medio de la declaración sentimental).