Las palabras de Raphael desde sus redes sociales pretendían zanjar una polémica que no ha hecho más que crecer durante estos días. La celebración de dos conciertos multitudinarios del artista jienense en el WiZink Center de Madrid (el antiguo Palacio de los Deportes) este fin de semana, ha levantado ampollas entre una población que a estas horas hace malabarismos para conciliar el deseo de estar en familia estas fiestas con las restricciones por el covid. Sobre el asunto se pronunciaron ayer desde el ministro Illa hasta Isabel Díaz Ayuso, pasando por el propio artista y, por supuesto, las (implacables) redes sociales.
El recinto ha salido también al paso explicando que en ningún caso hubo trato de favor hacia el artista. "Raphael hubiese llenado el aforo del WiZink Center, y sin embargo, por protocolo sanitario solo se le permitió un 25% de la capacidad total del recinto, y fueron 4.368 personas las que llenaron los asientos habilitados [cada día], cuando por normativa se hubiese podido activar hasta el 40% del aforo. Artista y recinto acordaron a la hora de programar el concierto aplicar esta limitación", explican. "La capacidad total del WiZink Center, que puede alcanzar un aforo de 17.400 personas, permitió además duplicar el distanciamiento entre los asistentes". Y hay más: "El WiZink Center modificó su sistema de ventilación, anulando la recirculación del aire y forzando la renovación completa del aire cada 12 minutos".
A sus 77 años, uno pensaría que a Raphael, que lo ha sido todo en la música de habla hispana, no le compensa el riesgo y el esfuerzo que conlleva hacer este multitudinario doblete en plena pandemia, por no hablar de la polémica indeseada. Compañeros de la misma edad como Julio Iglesias, que acaba de vender un 'terrenito' en Miami a Ivanka Trump por 26 millones de euros, han cancelado sus actuaciones en directo. ¿No puede acaso Raphael vivir de las rentas? ->>Vea más...