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sábado, 26 de junio de 2021

(España) Detienen a dos expertas crotadas ladronas de casas que habían logrado evadir a la justicia

Las jóvenes habían seguido a rajatabla las instrucciones que de forma machacona les enseñaron para salir por la puerta del juzgado en el caso de que fuesen atrapadas. Guardar silencio, olvidar de un plumazo las nociones de español que habían aprendido para desenvolverse en el país y, lo más importante, llamar al número de un bufete de abogados de Tarragona. Ellos se encargarían de todo. Cogerían un avión y se desplazarían a cualquier lugar del país para hacer su ‘magia’.

Por eso estaban relajadas, tranquilas, hasta simpáticas. “Todo el tiempo que pasaron en los calabozos estuvieron cantando y el compañero que estaba custodiándolas acabó harto”. Pero toda esa despreocupación que habían mostrado desde el mismo instante en que los investigadores las pararon en la calle se borró de un plumazo. Ocurrió lo que pensaban que nunca pasaría. Ocurrió lo que nunca había pasado. El juez acordó enviarlas a prisión.

“Comenzaron a llorar y a gritar, y montaron tal follón en el juzgado que estuvieron a punto de acusarlas también de desórdenes”. Les parecía inconcebible. Eran unas Nikolic. Nunca entraban en la cárcel. Estaban entrenadas para ello: no eran violentas, abrían casas deshabitadas y desaparecían antes de que las fuerzas de seguridad pudiesen tener tiempo de reaccionar. Conocían los agujeros del sistema judicial si cometían el error de ser capturadas.

Aunque en esta ocasión no contaron con que los investigadores que rápidamente habían puesto fin a su ‘campaña de verano’ en Málaga lograron hacer ver al magistrado que no estaba frente a dos simples ladronas de casas, sino que formaban una célula de una gran organización delictiva con base en Croacia que disemina a sus miembros por toda Europa para delinquir. Piezas fundamentales de un impresionante engranaje a las que forman en sistemas de apertura de viviendas y métodos para evitar ser detectadas.

Los investigadores del Grupo de Robos de la Comisaría Provincial de Málaga han logrado atrapar a dos de sus miembros, una tarea complicada porque “han profesionalizado e institucionalizado el delito para convertirlo en su sistema de vida”, explica a El Confidencial el responsable último de la investigación.

La ‘ruta mediterránea’

Las Nikolic, como se las conoce, son parte de la matriz de un grupo perfectamente estructurado que desde Croacia se extiende por toda Europa. Se despliegan por distintas zonas de actuación previamente fijadas. Una de ellas es la que los agentes han bautizado como la ‘ruta mediterránea’: Italia, Francia, España y Portugal. “Entran con un visado de trabajo o de turismo”, detalla el mando policial, que especifica que cada unidad tiene instrucciones muy precisas que debe cumplir y es controlada por un individuo que asegura la consecución de los objetivos marcados por los líderes.

“Estamos hablando de chicas de 18 a 30 años, en su mayoría, que son captadas en su país por personas de su entorno y que son adiestradas para poder abrir una puerta con un trozo de plástico en no más de 10 segundos”, señala, para añadir que “nadie las obliga a hacerlo”. “Es su trabajo y se han preparado para ello”.

La organización elige a las futuras ladronas en el entorno de las que ya forman parte de su estructura y durante su proceso de instrucción deben aprender una serie de reglas que son inviolables. Una de ellas es no permanecer más de una semana robando en un mismo municipio, ya que es el tiempo que ha estimado como límite antes de ser detectadas por las fuerzas de seguridad. Y en el caso de que crean que han podido ser identificadas, deben refugiarse temporalmente en un piso franco cuya ubicación se les proporciona en ese momento.

Si son arrestadas, deben llamar a un bufete de Tarragona que es el que se encarga de ejercer su defensa y cuyos abogados se desplazan a cualquier punto del país. Si han seguido las reglas fijadas, como guardar silencio ante cualquier pregunta, lo normal es que salgan por la puerta del juzgado al poco tiempo de entrar. Después, descanso forzoso. Porque dejarse atrapar supone estar ‘quemadas’ durante un tiempo en el que tendrán que permanecer inactivas hasta que puedan ser reubicadas en otra zona o país.

Escuela de ladronas

El inspector cuenta que Las Nikolic suelen operar con un grupo por comunidad autónoma, que va saltando de localidad en localidad y que habitualmente actúa los viernes, sábados y domingo, que es cuando hay más probabilidades de que los propietarios de las casas se encuentren fuera.

“Antes de entrar en el país, aprenden unas nociones básicas del idioma con las que desenvolverse si —por ejemplo— llaman a una puerta y les abren. En ese caso preguntan por una persona o dicen que se han equivocado de vivienda”, apunta la citada fuente, que añade que se comportan con mucha naturalidad y “suelen ir bien vestidas para no generar sospechas”.

Estas mujeres son “formadas” para evitar que las capten las cámaras de seguridad y suelen llevar un fondo de armario en el coche en el que se desplazan para cambiarse de ropa, “y hasta disfrazarse”, entre golpe y golpe.

“Pensamos que previamente se les informa sobre las zonas en las que tienen que actuar y ellas también hacen labores de vigilancia. Saben cuáles son los barrios más pudientes y en los que pueden obtener un mayor botín, que no siempre coinciden”, aclara el mando policial, que explica que hay personas, sobre todo mayores, que aún guardan en un cajón de casa las joyas que han ido comprando a lo largo de sus vidas. “Nos hemos topado con casos en los que la víctima tenía 60.000 euros en cadenas, pulseras, relojes…”.

La principal línea de investigación es que el dinero, las alhajas y el material tecnológico se van depositando en un punto seguro y “cada dos semanas viene un ‘correo’ en coche desde Croacia que es el que lo transporta y entrega a los cabecillas”, aunque también se ha detectado el envío de paquetes postales.

Su modus operandi preferido es el conocido como ‘resbalón’, que consiste en abrir las puertas a las que no han echado la llave con un trozo de plástico sólido y flexible. Las dos detenidas en Málaga, por ejemplo, utilizaban parte de un bote de lavavajillas que engrasaban con jabón o aceite para facilitar su movilidad por el marco de la puerta.

El denominado ‘bumping’, una suerte delictiva en la que los búlgaros son las verdaderas estrellas, era el segundo método al que recurrían cuando se les resistía un acceso. Con este sistema consiguen hacer saltar los pistones de la cerradura introduciendo una llave troquelada que golpean con un martillo. Es más ruidoso, pero mucho menos que hacer palanca con destornilladores, como los que portaban las arrestadas en la capital malagueña y que, a pesar de su gran tamaño, solían ocultar en el interior de los pantalones.

La presencia de la organización en España se detectó de forma prácticamente casual. Los agentes estaban investigando un coche relacionado con otro caso y se percataron de que su auténtico propietario se ocultaba detrás de cuatro intermediarios. Decidieron tirar de este hilo y llegaron hasta un español que confesó que estaba “muy asustado” porque “había recibido la visita de dos tipos que se habían desplazado desde Croacia para darle un toque”. ¿El motivo? Pues que esta persona había alquilado un espacio a unos individuos que guardaban bultos cuyo contenido desconocía y que le habían generado cierta inquietud. “Intentó averiguarlo y vinieron a decirle que no hiciera preguntas”. “Todo apunta” a que, sin saberlo, habían convertido parte de su casa en una de las ‘guarderías’ en las que escondían los objetos de valor sustraídos. ->>Vea más...

FUENTE: Con información de Pablo D. Almoguera - El Confidencial

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