Por: Daniel Coronell - Valdría la pena conocer la razón que lleva al
señor Sepúlveda a negar lo que sostuvo por tantos años. Tal vez sea la misma
que lo animó a no declarar en los procesos de David Zuluaga y de Luis Alfonso
Hoyos.
El exministro Óscar Iván Zuluaga está lanzando su candidatura sobre lo que
llama “la corroboración de la inocencia de mi hijo David” y “el falso caso del
hacker”. La verdad es que los documentos judiciales no dan para tanto. Ni el
proceso contra su hijo ha hecho tránsito a cosa juzgada, ni es falso el caso
del hacker cuya sentencia está firme y ejecutoriada. Lo que celebra es el
silencio de un testigo.
Quizás en medio del júbilo que lo embarga por la mediocre competencia que
tiene para ganar la candidatura de su partido –y pensando que el toque mágico
de Uribe sigue existiendo a pesar de su desplome– el doctor Zuluaga no ha
leído lo que dice la Fiscalía en la orden de archivo de la investigación de su
hijo.
En la página 34 indica textualmente: “Resulta claro que el comportamiento del
señor David Zuluaga Martínez, pese a que exista duda de su actuar y se logra
desvirtuar su presunción de inocencia no existen suficientes elementos
materiales probatorios que comprometan su actuar”.
¿Cuál fue ese elemento probatorio que la Fiscalía echa de menos? La respuesta
está en el mismo papel: “La falta de colaboración prometida por el señor
Andrés Fernando Sepúlveda (hacker) quien se negó a seguir sirviendo como
testigo de cargo de la Fiscalía y era el único que podía confirmar la
participación y conocimiento del gerente de la campaña”.
En otras palabras, lo que favoreció a David Zuluaga, gerente de la campaña
de su padre, así como a Luis Alfonso Hoyos, asesor espiritual absuelto en
dos instancias, fue el silencio del hacker que decidió no reiterar lo que ya
había dicho y repetido en el proceso contra él. Por determinación de la ley
los testimonios trasladados de un caso a otro, no tienen la misma fuerza. El
testigo debe presentarse en cada proceso.
En declaraciones a la Fiscalía y a varios medios de comunicación, Andrés
Fernando Sepúlveda afirmó que, con órdenes y dinero de la campaña de Óscar
Iván Zuluaga, sobornó a miembros de la inteligencia que operaban en un
centro de interceptaciones del Ejército llamado sala Andrómeda, para obtener
información que sirviera para desprestigiar el proceso de paz con las Farc.
A la recordada revista Semana le dijo en agosto de 2014:
–Cuando Óscar Iván Zuluaga se montó como candidato del Centro Democrático,
el discurso era “No al proceso de paz”. ¿Qué debía hacer yo como director de
la parte en la que me especializaba en la campaña? Suministrar información a
la campaña y que ellos la empezaran a filtrar.
–¿La campaña sabía que esa información venía eventualmente de Andrómeda? –le
preguntó el periodista Ricardo Calderón.
–Claro –responde Sepúlveda– para que a mí me dieran la plata. Me tocaba
decir que estaba haciendo (…) A Andrómeda se le dio…no voy a especificar en
concreto en la suma, pero hicimos varios negocios con ellos y todo era bajo
el aval de la campaña. La campaña era la que sabía que estaba obteniendo
información. (…) Yo iba con información muy concreta a comprarle a
Andrómeda.
En esa misma entrevista, el señor Sepúlveda aseguró que tan pronto llegó a
la penitenciaría de La Picota recibió una visita que lo invitó a firmar una
declaración retractándose, un modus operandi que recuerda a otros testigos
en otros casos, uno de ellos incluso en la misma cárcel:
–Pero sí pasó algo raro. Al día siguiente de llegar a La Picota me visitó la
Procuraduría, y hay una denuncia sobre eso (…) Y empiezan a escribir un poco
de cosas y …firme. Yo dije: son de los míos, yo lo firmo. Incluso, ni
siquiera creo que la letra era de ellos. Yo estoy seguro que esa vaina llegó
ahí ya escrita.
–¿Y qué querían que firmara? –pregunta el periodista.
–Querían que dijera que aquí me estaban presionando, que aquí en la Fiscalía
me estaban presionando, para declarar en contra de Zuluaga y en contra de
Uribe. ¿Qué pienso yo de eso? Era una manera de ellos de blindarse.
Esa, en 2014, no fue la única entrevista en la que descartó que estuviera declarando bajo presión de la Fiscalía. Dos años después El Espectador le preguntó:
–¿Hubo alguna vez presiones de la Fiscalía para que usted declarara?
–Cuando me capturaron, yo me mantuve en la posición de no colaborar y apoyar al Centro Democrático, estaba dispuesto a pagar una pena de 30 años. Lo único que pedí fue apoyo y no lo recibí. Lo único fueron los intentos de asesinato y el consejo de que me volara. Yo fui paciente hasta que ya era inminente que me iban a matar en La Picota. Ahí fue cuando entró la Fiscalía y me sacó de esa cárcel. De la Fiscalía no recibí presiones. ->>Vea más...
FUENTE: Artículo de Opinión – Los Danieles