
La Secretaría de Hacienda
ha convertido en calvario
aquello del formulario
para que la gente atienda
su deber con la vivienda.
Trámite fácil de hacer,
a mi saber y entender,
pero ya tan engorroso,
tan jarto, tan dispendioso,
que es mejor desaprender.
En la mañana, temprano,
me planto ante la pantalla
para ver si no me falla,
ni me produce desgano.
Ruego a Dios que algún fulano,
que ahora se llama “sistema”,
me dirima el cruel teorema
del “Ingrese aquí sus datos”:
cédula y diez garabatos
que resuelvan el problema.
Y cuando pongo la clave
con números y mayúsculas,
más unas cuantas minúsculas,
del acceso doy la llave
a ese solitario enclave.
Entonces surge un mensaje
que más parece espionaje:
“Regístrese aquí”, me anuncia,
y mi mente lo pronuncia
pero no hay aterrizaje. ->>Vea más...
FUENTE: Caminando por la décima – Los Danieles