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domingo, 29 de mayo de 2022

(Colombia) El Contragolpe (+Opinión)

Por: Daniel Coronell - 
También hay mérito de Gustavo Petro, no crean. No es solo que el establecimiento haya escogido a un señor de limitado alcance intelectual para enfrentar al candidato de izquierda más fuerte de la historia. La verdad es que Petro para conseguirlo también hizo bien su trabajo, el trabajo bueno y el trabajo malo.En unas horas podremos saber si lo logró o si puede acabar enredado en las espuelas de su audacia. Tan cerca de la Presidencia como del retiro y dependiendo del perdedor de la jornada.

Hace poco más de un año las cosas eran muy diferentes. El rey de las encuestas era Sergio Fajardo que se venía portando con su usual vanidad, quizás menos que la exhibida en 2018 cuando sentía que la campaña era un mero trámite de coronación. Fajardo y los patéticos errores de su coalición, convertida en gallera, son los principales responsables de su merecida desgracia. 

Sin embargo, es necesario decir que ese liderazgo en las encuestas, a la vez temprano y tardío, lo convirtió en el blanco de todos. Isabel Zuleta, la senadora electa por el Pacto Histórico, lo reconoció hace unos días en un involuntario arrebato de sinceridad: “Ya a Fajardo lo quemamos y fue una tarea dura. Fue una tarea hasta Procuraduría, Contraloría”.

Claro, en esa tarea de incineración del centro –que según las encuestas era el lugar político con el que se identificaban las mayorías– también estaban la Procuraduría, la Contraloría, la Fiscalía y todos los brazos del uribismo. Imaginaban que, si este año se repetía el escenario de 2018, también se repetiría el resultado. Sin el centro atravesado, el miedo a Petro terminaría eligiendo al que dijera Uribe. Sin embargo, en este 2022 ni Uribe, ni Petro, ni Colombia eran los mismos de la anterior campaña.

La crisis social se había multiplicado de manera exponencial ante la mediocre administración de Iván Duque. Mientras crecía la desigualdad, el presidente se dedicaba a homenajear amigos con cargos del Estado, a repartir contratos y a pasear con su hermano por el mundo, en su lugar malgobernaban su jefa de gabinete y su secretario general. La protesta, que creció hasta volverse generalizada, no era la causa de la debacle del gobierno sino apenas una de sus consecuencias.

El mentor del caricaturesco Duque, Álvaro Uribe, a quien llegó a llamar “presidente eterno”, tuvo que enfrentarse con las pruebas que pesan en su contra. Para huir de la jurisdicción de la Corte Suprema de Justicia renunció al Senado dos veces –una de mentiras y una de verdad– y se puso en las cómodas manos de un fiscal de bolsillo pensando que sus avivatadas jurídicas no tendrían consecuencias políticas.

No fue Maduro, ni Putin, ni el Foro de São Paulo, los que crecieron a Gustavo Petro. Si Uribe y Duque quieren ver la cara de quien causó su ascenso, basta con que se asomen al espejo.

Experto en autoabsolverse, el expresidente declaró que le habían expropiado la honra. Se la quitó él mismo con sus acciones. Campeón en política y en sus trampas, sabía que su presencia ya no sumaba, sino que restaba y entonces, desde noviembre del año pasado, emprendió una sofisticada estrategia.

Empezó a alimentar a su candidato in pectore que siempre fue Federico Gutiérrez, mientras lanzaba una consulta de encuestas opacas al interior del partido de gobierno Centro Democrático. Al final, Fico se iba a quedar con los votos y Óscar Iván Zuluaga con el mortecino del uribismo.

El amo estaba eligiendo a Zuluaga para sacrificarlo en la siguiente jugada. Como los narcotraficantes que mandan una mula de gancho ciego para que a la sombra de su captura pase desapercibido el cargamento.

Nada peor que un mago al que se le ve lo que esconde en las mangas. La mayoría de los colombianos tenía clara la doble jugada del ahora deslucido maestro de los trucos. ->>Vea más...
 
FUENTE: Artículo de Opinión – Los Danieles

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