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miércoles, 22 de noviembre de 2017

(Cataluña - España) Tras el ridículo, ¿volverán a ganar? (+Opinión)

Por: Joan Tapia: Tras la proclamación de la independencia el viernes 27 de octubre, la aplicación a Cataluña por el Senado del 155 y la convocatoria por Rajoy de elecciones para el 21-D, la normalidad no se alteró durante el fin de semana. Ni tampoco el lunes, cuando Puigdemont y algunos 'exconsellers' se instalaron en Bruselas. Las cosas no se complicaron hasta la prisión incondicional dictada por la Audiencia Nacional contra Oriol Junqueras y siete 'exconsellers' que habían permanecido en España. Luego, el jueves 9, la decisión del Tribunal Supremo de dejar en libertad bajo fianza a Carme Forcadell y los otros miembros de la Mesa del Parlamento catalán rebajó algo la tensión.
Joan Tapia
Pero la situación no está normalizada, porque Oriol Junqueras y siete 'exconsellers' más —casi todos candidatos— están en prisión incondicional y Puigdemont y otros 'exconsellers', en Bruselas. Sería higiénico que pudieran hacer la campaña en libertad para, sin contemplaciones, tener que rendir cuentas de su desafortunada gestión. Esperemos que sea pronto porque, como ha dejado patente la decisión del Supremo, hay pocas razones para mantener —antes del juicio— la siempre excepcional prisión incondicional.


Pero los ciudadanos de Cataluña ya han dado en las encuestas un primer e inapelable veredicto a la gestión que nos ha llevado al desastre actual. Según la de Gesop para 'El Periódico de Catalunya' de ayer martes, el 59,9% de los catalanes cree que el 'procés' ha generado mas perjuicios que beneficios, frente al 26,8% que cree lo contrario y un 13,3% que no sabe-no contesta.
¿Una simple encuesta? No, porque en la de GAD3 para 'La Vanguardia' de hace dos semanas, un 58,3%, contra un 26,8% y un 14,9% que no sabía, decía que Cataluña había salido perdiendo en los cinco años de 'procés'. Dos resultados tan similares, realizados por dos casas de encuestas diferentes para dos periódicos en fuerte competencia, son bastante inapelables. Y en la de 'El Periódico', el 50,5% (contra el 39,4%) afirma que los políticos independentistas no fueron honestos al explicar sus planes. Y este duro juicio es suscrito incluso por uno de cada tres votantes separatistas.
No es extraño, porque los secesionistas no han dado ninguna explicación razonable ni de las razones del fracaso de la independencia —nula vigencia, huida de empresas incluso antes de proclamarla y ausencia de todo reconocimiento internacional— ni de sus planes de futuro.

Primero dijeron tímidamente que no había la preparación suficiente y que necesitaban más apoyo social, y la última semana la secretaria general de ERC, Marta Rovira —ungida por Junqueras como presidenciable—, ha afirmado que el Gobierno catalán no siguió adelante porque le llegaron serios avisos de que la represión sería fuerte y que incluso podría haber muertos. Afirmación que ha sido desmentida por todos los mediadores conocidos: el lendakari Urkullu, el arzobispo de Barcelona, Omella, y el defensor del Pueblo catalán y exlíder de ICV, Rafael Ribó. Y sobre el futuro, aparte de exigir la abolición del 155 —que en principio acaba el 21-D— y la libertad de los 'exconsellers', se apunta vagamente a la renuncia a la vía unilateral. Y poco más.
Pero, además, el independentismo que —salvo los antisistema de la CUP— fue unido a las elecciones del 27-S de 2015, con la promesa de la independencia en 18 meses, se ha dividido ahora en dos listas: la de ERC, a la que las encuestas dan como ganadora, y la de Junts per Catalunya, promovida por el PDeCAT. ¿Por qué los que fueron unidos en 2015 van separados en 2017? No hay ninguna razón de fondo, solo el ansia de poder. En 2015, ERC tuvo que tragar la lista única porque era Artur Mas el único que —como presidente— podía convocar elecciones anticipadas y todos tenían mucha prisa. Y Mas no quería que se evidenciara que ERC había tomado el liderazgo del independentismo. Pero ahora el Parlamento ya está disuelto (por Rajoy) y Junqueras no está dispuesto a repetir otra lista única que, cree, volvería a enmascarar la posición dominante de ERC y ocultaría la pérdida de fuerza de la antigua CDC. Consecuencia: nada de lista única, y ERC, el auténtico partido independentista y de izquierdas, va solo a las elecciones.
El PDeCAT, con la candidatura del exiliado Puigdemont, quiere competir en radicalidad con ERC y evitar, o aminorar, su derrota
Pero el PDeCAT no se ha resignado —como al parecer querían sus coordinadores Marta Pascal y David Bonvehí— a repensar su estrategia y relanzar el partido desde posiciones más equilibradas, aunque fuera desde un grupo parlamentario más reducido (la prisión a los 'exconsellers' también impidió apostar por Santi Vila, el candidato mas adecuado para esta vía), sino que se ha lanzado a competir con ERC con una lista elaborada por Puigdemont, con muchos independentistas radicales, poco peso del partido y cuya fuerza tractora será la fidelidad a un presidente forzado al exilio por el Gobierno —poco democrático— de la España autoritaria. ¿Maximalismo contra maximalismo?
El objetivo de esta operación —parece que detrás están Artur Mas y Francesc Homs— sería impedir que ERC se convierta oficialmente en el partido hegemónico del independentismo, aunque ello pueda suponer el riesgo de suicidio político del PDeCAT. El objetivo es taponar, o reducir al máximo, la victoria de ERC el 21-D. El 22-D será otro día y ya se verá. Y esta estrategia —sin apuesta política de futuro salvo la radicalidad— puede dar frutos. Para apelar al sentimentalismo, Puigdemont desde Bruselas tendrá más altavoces y protagonismo que Junqueras desde la prisión de Estremera. Puigdemont quiere capitalizar además los atributos del 'president' en el exilio, y puede tener mas presencia —incluso como mártir— quien aparece cada día en televisión, da entrevistas a la prensa internacional y genera expectación en Bruselas —donde Puigdemont es noticia por su anormalidad—, que quien solo puede comunicarse por carta, o a través de terceros, desde una cárcel situada a 700 kilómetros de Barcelona.

Además, la 'presidenciable' (si Junqueras sigue preso) Marta Rovira no tiene ni el grado de conocimiento, ni la personalidad ni la ductilidad (al menos aparente) de Junqueras, sino que se caracteriza por cierto dogmatismo (el jueves 26 de octubre tuvo un papel relevante para disuadir a Puigdemont de convocar elecciones). En la lucha entre presidenciables, el hincha del nacionalismo Puigdemont —con capacidad de teatro y que sabe hacer gestos a los suyos— puede tener más 'sex appeal' que la fría y más desconocida Marta Rovira. Y las encuestas de 'El Periódico' ya detectan una cierta recuperación de la lista Puigdemont frente a ERC. En octubre, ERC, con 43-44 escaños, batía al PDeCAT, con solo 18 o 19. Ahora ERC sigue en cabeza, pero baja a 37-38, mientras que Puigdemont sube a 24-25. Sin contar con el dato —muy relevante en una campaña presidencialista— de que Puigdemont es el presidente preferido por los catalanes (30,8%).

Pero el rasgo fundamental de las dos últimas encuestas publicadas —la de GAD3 para 'ABC' y la de 'El Periódico'— es que el independentismo (si suma a los diputados de la CUP) puede volver a tener —aunque no es seguro— la mayoría absoluta de diputados. La encuesta del 'ABC' les da a los tres partidos independentistas un total de 1.974.000 votos frente a los 1.966.000 votos de los tres partidos constitucionalistas (PP, Cs y PSC), pero los secesionistas sacan más diputados porque ganan en las provincias de Girona y Lleida, donde se obtienen diputados con menos votos.
Más de tres cuartas partes de los catalanes censuran la prisión incondicional dictada por la Audiencia a los 'exconsellers' destituidos
¿A qué se debe lo que Andreu Claret en un brillante artículo en 'El Periódico' ha descrito como la resiliencia del independentismo, la capacidad de su ecosistema de digerir las perturbaciones y los fracasos sin alterarse de modo significativo? Eso es lo que sucede, porque pese a haber incumplido todas sus promesas y profecías (por ejemplo, sobre el reconocimiento europeo), e incluso haber hecho el ridículo —con una declaración de independencia que no llegó a durar una tarde—, su cuota electoral apenas se ha erosionado: del 47,8% en las elecciones de septiembre de 2015 al 46,20% según la encuesta de 'El Periódico' o al 45,4% en la de ABC.
El nacionalismo independentista tiene un componente mítico y populista, y quizá muchos de los 300.000 catalanes que reciben por WhatsApp sus consejos diarios lo viven incluso como un fenómeno religioso. Pero también se cohesiona por la incomprensión que han generado en Cataluña desde la discusión del Estatut la política de Madrid y los discursos de muchos políticos del otro lado del Ebro. En la encuesta de 'El Periódico', el 59,9% dice que el 'procés' ha perjudicado a Cataluña. Dato ciertamente desolador para el separatismo. Pero el 64,3% cree que la destitución del Gobierno de la Generalitat ha sido desproporcionada y el 77,6% censura la prisión incondicional de los 'exconsellers' destituidos. Incluso el 61% de los votantes no independentistas tiene esa opinión. Dato desolador para el Gobierno de Madrid.
El PSC hace campaña afirmando que la política del frente contra frente conduce inevitablemente a la parálisis
Todo apunta pues a un empate el próximo 21-D. La única posible solución —nada segura, y algunos observadores creen incluso probable que las elecciones se tengan que repetir— sería articular un complicado pacto transversal. Difícil de concretar, y más en este momento en que las dos listas independentistas apuestan por el maximalismo verbal (pero el 22-D puede ser diferente).
En este sentido, es relevante el ascenso que la encuesta de 'El Periódico' predice para la lista del PSC. Miquel Iceta ha incorporado a su candidatura tanto a personalidades democristianas (Ramon Espadaler, 'conseller' de Interior de Artur Mas hasta que CDC se decantó por el independentismo unilateral) y centristas, así como a personalidades mas a la izquierda como el exfiscal Jiménez Villarejo, candidato estrella de Podemos en las europeas de 2015. Iceta busca así la conjunción de los moderados de la tercera vía —de los contrarios a la independencia, pero también al 'statu quo'— por encima de las fronteras ideológicas clásicas.

El PSC tiene ahora solo 16 escaños (frente a 62 de Junts pel Sí y 25 de Cs), pero la encuesta de 'El Periódico' de octubre le daba ya 20 o 21, y en la del martes se encarama a 24-25, empatado con Cs en segunda posición, tras ERC (37-38) y por delante del Junts per Catalunya de Puigdemont en intención de voto.
Pero quizá lo más relevante en unas elecciones muy presidencialistas sea el tirón que puede tener Iceta como candidato de la tercera vía. Así es ya el segundo candidato preferido como presidente (el 15,6% lo señala) por detrás de Puigdemont (30,8%), pero por delante de Junqueras (13,1%) y Arrimadas (12,4%).

FUENTE: Columna de Opinión - Confidencias Catalanas - JOAN TAPIA - https://blogs.elconfidencial.com - (PULSE AQUÍ)

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