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miércoles, 4 de julio de 2018

(Panamá) Guillermo Cochez: Urge un gobierno de unidad nacional (+Opinión)

Por: Guillermo A. Cochez - La última vez que al doctor Arnulfo Arias le reconocieron su triunfo fue en 1968; le habían robado la anterior, en el 64. Para lograrlo, hubo de aliarse con sus otrora adversarios representantes de la élite económica; duró sólo once días. La excusa de quienes lo tumbaron, a quien nunca podré justificar y mi partido (DC), a diferencia de otros, adverso desde el primer momento, era que la oligarquía, en contra de los intereses populares, se repartía el poder como un botín. Tras 21 años de experiencia, los militares demostraron hacer exactamente lo mismo, hasta peor de lo que tanto criticaron.

1989 fue un año de buscar un nuevo camino, el cual, con sus cosas buenas y malas, sus alzas y sus bajas, se ha agotado. Endara, Pérez Balladares, Moscoso, Torrijos, Martinelli y Varela se han sucedido democráticamente en el poder. El sistema político, como lo vemos hoy, tras 26 años de experiencia ‘democrática', refleja un desgaste parecido al que en 1968 sirvió para justificar un golpe de Estado. La clase política, sin excepciones, se ha divorciado del sentir ciudadano. Sólo velan por sus intereses. Gana un partido y no gobierna con los mejores como prometen, sino con familiares, socios y amigos, menos con principios y mística de servicio público. Roban los tesoros públicos con desparpajo, sin preocuparles nada. Sirven de poleas de transmisión de los intereses de grupos económicos. Llegar al gobierno se ha convertido en la forma más fácil y rápida de hacer dinero y de perpetuarse en él, como es el caso de los diputados que se reeligen a punta de fondos públicos que hasta sus activistas pagan.

El país necesita un cambio profundo; una reingeniería de su clase dirigente. Quizás, quienes hoy están el poder -gobierno y oposición- lo han tenido todo gratis; en bandeja de plata. No sufrieron los rigores de la persecución de la dictadura, no sólo opositores sino del mismo PRD, apabullados por la cúpula militar que no los dejaba respirar, caso de Pérez Balladares que Noriega le impidió ser el candidato del PRD en 1984. No reflejan preparación, militancia y mística política alguna; eso pasó de moda. El juega vivo es lo vital. Carecen de seguidores y voluntarios como los del tiempo de antes, porque ahora todo se compra o se alquila, incluyendo diputados. Han convertido el gobierno en una especie de hacienda privada. El drama del regreso de Martinelli resume esta etapa en su máxima expresión

Dificulto que un candidato que provenga de la primera línea de la dirigencia de los partidos pueda entusiasmar a nadie. No podemos esperar que estos colectivos políticos, controlados por diputados y sus compinches, puedan propiciar los cambios requeridos. No esperemos que de la noche a la mañana esos tigres se vuelvan vegetarianos. Transformaciones que requieren cortar de raíz los males actuales y, para ello, urge decisión y coraje, para así lograr el apoyo popular que facilitará lo que se espera hacer. Alguien que se atreva a ponerle fin a lo que existe.

Quien presente una estrategia electoral, sea del partido que sea, y proponga un gobierno de unidad nacional para enfrentar, entre todos, una agenda de Estado lograda a través del consenso ciudadano podrá levantar la bandera del cambio que este momento requiere, como es el constitucional a los seis meses del nuevo gobierno. Esto se podría lograr durante el proceso que se avecina, mediante un compromiso de los aspirantes a ocupar la presidencia de la República a fijar una agenda nacional para los próximos cinco años: Cambio Constitucional, salvar el agro, Seguro Social, Educación, Justicia, Órgano Legislativo y Seguridad. Una agenda nacional que sirva para aglutinar a los panameños como se logró con la recuperación del Canal.

En todos los grupos políticos existentes hay dirigentes con esa capacidad, desligados a la corrupción que sumerge a sus colectivos. Seguro que las Iglesias, al igual que en Nicaragua, podrían servir de garantes de lo que se acuerde y vigilar el cumplimiento que se le dé a ese plan de puntos concretos que se acuerde. Solo falta la voluntad para lograrlo.

ABOGADO, POLÍTICO Y DIPLOMÁTICO

FUENTE: Artículo de Opinión 03/07/2018 - Guillermo A. Cochez - http://laestrella.com.pa - (PULSE AQUÍ)

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