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domingo, 22 de julio de 2012

(Costa Rica) Guardianes de cárceles padecen penurias como si fueran reos

A las 8:30 a. m., el vigilante del ámbito C de la cárcel de Cocorí, en Cartago, dejó el puesto en manos de un compañero. Habían pasado poco más de ocho horas desde que asumió la guardia en ese pabellón y, aunque el día apenas empezaba, para él era hora de descansar.
Tras un gallopinto con café en el comedor del centro penitenciario, se dispuso a dormir.
Esa mañana, como muchas otras, una espuma de cuatro centímetros de espesor colocada sobre un raquítico camarote de madera, sostendría el sueño del custodio Edwin Valle.

Mas él no se queja de su cama y tampoco sus compañeros. Los policías penitenciarios parecen asumir que, por trabajar en prisiones, deben padecer las mismas penurias y sufrir igual hacinamiento que los presidiarios.

En Cocorí, los custodios saben además que la situación es peor en otras cárceles. Así lo reconocen también las autoridades del Ministerio de Justicia.

Basta con ingresar, por ejemplo, al centro penitenciario San Rafael, en Alajuela, donde una estampida de moscas recibe a los visitantes. Son las compañeras diarias de los funcionarios.

“Ahí se dan algunos factores, como que tenemos el río Virilla cerca y hay chancheras (...) ”, explicó Guillermo Ugalde, director de la policía penitenciaria.

El funcionario consideró que las condiciones en que laboran los policías deben mejorarse, pues un custodio vive la mitad del año dentro del penal.

“Están siete días adentro y la otra semana afuera. Incluso, hay quienes dicen que están casi como los presos y eso hay que modificarlo”, alegó Ugalde.

“Para quienes se encargan del presupuesto, es igual ver el costo de un preso que el de un policía. Al reo hay que darle lo necesario; pero al policía hay que darle buenas condiciones de dormitorio, cama, comedores con buena comida. (...) Ellos están ahí haciendo un trabajo”, dijo Ugalde.

Su criterio fue compartido por la psicóloga clínica del Ministerio, Denia Núñez. “A veces a los Estados se les olvida que los funcionarios están en las mismas condiciones en que se tiene a los privados”, manifestó la experta.

Trabajo en prisión. Los custodios pasan una semana continua dentro del centro, laborando en turnos de 8 ó 12 horas. “El horario les permite a quienes tienen alguna otra actividad realizarla en la semana libre, y así mejorar sus ingresos”, explicó Ugalde.

Durante las horas de descanso, aprovechan para dormir, comer y hacer ejercicio. Pero lo hacen en espacios estrechos, sin un área para la recreación. Tampoco disponen de agua caliente para el baño ni de lugares para guardar sus bienes.

El rezago en la inversión se nota en los muebles viejos, las paredes desgastadas y los fortines carcomidos. También, en la sobrepoblación de privados de libertad, que se contrapone al déficit de policías. “Nos faltan unos 1.500. Hubo dos años en que, por recortes, no nos dieron plazas”, precisó Ugalde.

“Este trabajo es difícil; ellos se enfrentan a personas que pueden tornarse agresivas, y eso obliga a que los policías estén en su mejor condición”, añadió el director.

Fernando Ferraro, ministro de Justicia, coincidió en que lidian con falta de recursos. No obstante, recalcó que se han hecho esfuerzos recientes por mejorar las condiciones de salario y de infraestructura.

Por ejemplo, durante el 2011, esa cartera invirtió ¢200 millones en mejorar instalaciones de La Reforma, como un dormitorio para los policías y el comedor.

Pero aún son escasos los recursos. Lo saben las autoridades y lo saben los guardianes, quienes, en medio de carencias, asumen con mística el resguardo de la seguridad en las prisiones.

FUENTE: Hulda Miranda P. - http://www.nacion.com

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