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domingo, 7 de julio de 2013

Banco del Vaticano, paraíso fiscal

“La codicia arraiga hondo y crece con raíces más perversas que la lujuria, flor de verano”, decía el escritor británico William Shakespeare. Será por ello que las sospechas o escándalos de corrupción han estado presente casi siempre en el banco del Vaticano, investigado ahora por la justicia italiana.
No se trata de una investigación cualquiera, sino de una muy importante, de esas que rompen paradigmas, pues el Estado de la Ciudad del Vaticano ha sido muy hermético con el asunto de su soberanía, en particular con lo relacionado con el Instituto para las Obras de la Religión (IOR), nombre oficial al banco en cuestión.

Por supuesto que en la lucha por limpiar la casa está la impronta del papa Francisco, quien en poco más de 100 días al frente de la Iglesia católica ha dejado claro que no andará con rodeos y que sus palabras no se las llevará el viento. “Deseo una iglesia pobre y para los pobres, que salga de los palacios y vaya a las periferias”, ha dicho.

El Papa argentino con frecuencia ha atacado la tentación por el dinero, mensaje dirigido al mundo entero, pero también a lo interno de los muros del Vaticano. Por ello, renunció a las lujosas vacaciones en el palacio de Castel del Gandolfo y al bien equipado apartamento papal.

Una de las prioridades del sucesor de Benedicto XVI ha sido precisamente la depuración y reforma del Banco del Vaticano, donde la corrupción y el blanqueo de dinero está bajo la lupa de la justicia. Y si la oscura institución no tiene remedio, entonces el Sumo pontífice no descarta su cierre definitivo. Para el Papa, un maquillaje o enroque de personal no es viable. Él llegó para pasar la aspiradora por encima y por debajo de la alfombra, llévese a quien se lleve.

A un tris de ser presentados ante la justicia se encuentran el director general del banco, Paolo Cipriani, y un adjunto, Massimo Tulli. Ambos renunciaron a sus cargos esta semana. Antes, había sido detenido el administrador del patrimonio de la Santa Sede, monseñor Nunzio Scarano, por fraude y corrupción. Caen peces, gordos o chicos, pero caen. Ese es el nuevo norte.

Scarano, en complicidad con un exagente de los servicios secretos italiano y un bróker o corredor intentó fletar un jet, desde Suiza, con 20 millones de euros en su interior. Razón tenía Shakespeare, quien sufrió persecuciones religiosas debido a su confesión católica.

A diferencia de la persecución contra uno de los dramaturgos más importantes de la historia universal, la que ahora emprende la justicia y el Papa contra la corrupción está más que justificada. Por ello es que Cipriani y Tulli están en el ojo del huracán, así como Scarano, conocido como “monseñor 500”, por cargar siempre billetes de esa alta denominación en euros, de color púrpura.

El alto prelado pretendía introducir a Italia de manera irregular los 20 millones de euros, procedentes de un fraude fiscal, de acuerdo con las investigaciones de los fiscales del caso. Los expertos tratan de comprobar que Scarano, acusado de lavado de dinero y malversación de fondos, autorizó la utilización de cuentas del IOR. El pasado primero de julio, fuentes ligadas al responsable de la contabilidad en la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica indicaron que Scarano rechazaba todas las acusaciones. La defensa aseguró que todo será aclarado y que él “quería echar una mano a unos queridos amigos que estaban en apuros”.

Lo indiscutible es que Scarano, de 61 años, además de dinero a diestra y siniestra, manejaba también acciones y títulos, camuflado entre el que hasta hace poco había sido el impenetrable IOR. Ahora detenido en la cárcel Reina de los Cielos de Roma, el religioso vivía en un lujoso apartamento de 700 metros cuadrados lleno de costosas obras de arte que, según él, provenían de donaciones.

Por el banco del Vaticano y según la fiscalía de Roma, dinero de origen irresoluto pasó por algunas de las 19 mil cuentas de la entidad con características financieras. Al parecer, algunos se lo tomaron como un paraíso fiscal.

¿Y de dónde salieron esos 20 millones de euros? Pues las investigaciones de los expertos apuntan hacia un círculo de amigos del prelado que había evadido al fisco, y que ahora quería contar de nuevo con el dinero. De nuevo, la razón está de parte de Shakespeare.

La contratación del jet incluía un escolta para esquivar los contratiempos que pudieran presentarse en el traslado del dinero a través de Italia. Aquí es donde también encajaba el agente de los servicios secretos de aquel país.

El pasado miércoles, se informó que 13 transacciones sospechosas realizadas en el banco del Vaticano, por el orden de 1 millón de euros, son también investigadas por la policía italiana. En 2010, otras transacciones por 23 millones de euros ya habían sido igualmente investigadas. En 1982, el IOR estuvo involucrado con la quiebra del banco Ambrosio y, en 1993, un caso de sobornos a políticos italianos irrigó también hasta la institución.

Las averiguaciones sobre el lavado de dinero pudieran conducir también hasta Ettore Gotti Tedeschi, miembro del Opus Dei y un exjefe del IOR despedido en 2011 y que en 2010 se puso a la orden de la Fiscalía. Gotti llegó a elaborar un informe, en estos momentos en manos de la policía, que pudiera explicar por qué fracasó en su objetivo de poner la casa en orden. Reportes periodísticos de la prensa italiana afirman que el economista creía que en algunas de las cuentas había dinero oculto proveniente de empresarios, políticos y jefes de la mafia, como Matteo Messina Denaro, jefe de la Cosa Nostra. Al parecer, Gotti temía por su vida, incluso, se contrató a un escolta.

Una nota del periodista Pablo Ordaz, del diario El País, España, titulada El dinero sucio salpica al Vaticano, asegura que Gotti escribió el informe que sería dado a conocer solo si era asesinado, pero esto no sucedió y su recopilación de documentos está en manos de la policía italiana luego que la tomara, tras un registro de su vivienda, para las respectivas investigaciones. Se cree que Gotti fue despedido por presiones internas.

El año pasado, unos consejeros del IOR redactaron un documento en el que insinuaron que Gotti tuvo que ver con la fuga de documentos de los “cuervos vaticanos”. La filtración de documentos terminó con el arresto (mayo 2011) del mayordomo de Benedicto XVI, acusado de robar y poner a circular parte de la correspondencia del anterior Papa.

La guerra del poder en el Vaticano ha estado allí. Desmantelarla forma parte de los objetivos.

Hace más de una semana, el papa Francisco ordenó la creación de una comisión para investigar el banco del Vaticano. Apenas 48 horas después, fue detenido Scarano, y hace cinco días renunciaron dos de los directores del organismo (Cipriani y Tulli), ambos pendientes por enfrentar a un juez. Según la orden papal, “el secreto profesional y otras restricciones establecidas por el ordenamiento jurídico no limitarán el acceso de la comisión”, integrada, entre otros, por el cardenal italiano, una mujer laica norteamericana y el arzobispo español.

Afortunadamente, no todo son malas noticias dentro del OIR, fundado en 1940 por Pío XII. El año pasado, el banco cerró con superávit y este año entregó al papa Francisco 50 millones de euros para sus obras de caridad.

Con las investigaciones en curso, el Sumo pontífice espera borrar de manera definitiva los malos ejemplos que desde el interior del banco del Vaticano han estado manchando la reputación de la Iglesia católica. El camino podrá estar cargado de espinas, pero el Papa está decidido a transitarlo.

FUENTE: Juan Pablo Crespo - http://www.panorama.com.ve

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