Pero, a eso de las once de la noche, precisó, la vio como "queriendo hacer nido", por lo que la sacó de la casa y se fue a acostar.
Por la mañana, grande fue su sorpresa, por lo que le habló a una de sus nueras, acudiendo Alejandra a su llamado para atestiguar el segundo de los nacimientos de las nuevas crías de la Fufi.
Impresión. El acontecimiento llamó la atención de los vecinos de la comunidad de El Zalate, un poblado que se encuentra aproximadamente a 45 kilómetros al sur oriente de la ciudad de Culiacán, en la sindicatura de Las Tapias.
Pero esta camada fue diferente, "son gatos, y son de ella porque mire, los está amamantando, pero tienen las patas más grandes, mire, tienen patas como de perro... pero son gatos".
Al ser cuestionada sobre la posibilidad de que la perra le hubiera robado los recién nacidos a una gata, Alejandra negó tal posibilidad.
"No, oiga, cómo cree; son de ella porque yo la vi cuando estaba pariendo al segundo, a este -señala a uno de los animales con manchas blancas y pelaje atigrado- y me dijo mi suegra que acababa de parir al otro".
Entonces -abundó- "lo que se nos hizo raro fue que ella los cuida y mire, los está amamantando; hace apenas como tres meses que tuvo seis perritos y este es el tercer parto de la Fufi".
La perra, de aproximadamente cinco años de edad, precisa Alejandra, no es vaga, pasa mayoritariamente su día en el interior del terreno y no hay gatos en los alrededores.
Al ver las crías, uno de los vecinos presumió se trata de un gato montés, pero no supo qué explicación dar al enterarse que se trataba de las crías de una perra casera, la cual no tiene siquiera, contacto con el monte.
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