“La familia está recontra baqueteada, los jóvenes no se casan. ¿Qué pasa? Después, cuando vienen a casarse, cuando ya están conviviendo, creemos que con tres conferencias los preparamos para el matrimonio. Y eso no basta, porque la gran mayoría no son conscientes de lo que significa el comprometerse para toda la vida”, evaluó en relación al sínodo de la familia, que tuvo lugar el pasado mes de octubre.
En la misma línea, el Sumo Pontífice contó que en la oportunidad “nadie habló de matrimonio homosexual en el sínodo, no se nos ocurrió. Lo que sí hablamos es sobre una familia que tiene un hijo o una hija homosexual, cómo lo educa, cómo lo lleva, cómo se ayuda a esa familia a llevar adelante esta situación un poco inédita. O sea que en el sínodo se habló de la familia y de las personas homosexuales en relación con sus familias, porque es una realidad que todo el tiempo encontramos en los confesionales: un padre y una madre que tiene un hijo o hija así. A mí me tocó varias veces en Buenos Aires. Y bueno, hay que ver cómo ayudar a ese padre o a esa madre para que acompañen a ese hijo o hija”.
Labor
Por otra parte, Francisco admitió, además, que “falta mucho todavía” para terminar el trabajo de limpieza en el Vaticano y habló con gran naturalidad de las resistencias que enfrenta y por las que -dijo- no se siente muy preocupado.
“Las resistencias ahora se evidencian, pero para mí es un buen signo que las ventilen, que no las digan a escondidas cuando uno no está de acuerdo. Es sano ventilar las cosas, es muy sano. Considero a las resistencias como puntos de vista distintos, no como cosa sucia. Tiene que ver con decisiones que por ahí tomo, eso sí. Claro, hay decisiones que tocan algunas cosas económicas, otras más pastorales”, afirmó, desde la suite que hoy es su hogar en el Vaticano, y aseguró no estar preocupado por las resistencias: “No, no estoy preocupado, me parece todo normal, porque sería anormal que no existieran puntos divergentes. Sería anormal que no saliera nada”.
En cuanto al “trabajo de limpieza” manifestó: “No me gusta hablar de “limpieza”. Diría de hacer marchar la curia en la dirección que las congregaciones generales [las reuniones que anteceden al cónclave] pidieron. No, para finalizar falta mucho todavía. Falta, falta. Porque, en las congregaciones generales precónclave, los cardenales pedimos muchas cosas y hay que seguir adelante en todo eso”.
¿Lo que se encontró haciendo limpieza es peor de lo que se esperaba?, preguntaron. Y el Papa fue contundente: “Primero, no me esperaba nada. Esperaba volverme a Buenos Aires [risas]. Y después creo que, no sé, Dios en eso es bueno conmigo, me da una sana dosis de inconsciencia. Voy haciendo lo que tengo que hacer”.
Además, Francisco se refirió a su estado de salud, y reiteró un concepto que ya hizo público hace unos meses: “Tengo mis achaques y a esta edad los achaques se sienten. Pero estoy en manos de Dios, hasta ahora puedo llevar un ritmo de trabajo más o menos bueno”.
Término de mandato
“La Argentina tiene que llegar al término del mandato en paz. Una ruptura del sistema democrático, de la Constitución, en este momento sería un error. Todos tienen que colaborar en eso y elegir luego las nuevas autoridades”, dijo el Papa en la entrevista, en la que confirmó que para no interferir en este proceso decidió no recibir más a políticos en audiencia privada en el Vaticano.
Por ese mismo motivo, durante el diálogo no mencionó a ningún político y prefirió no hablar sobre su relación con la presidenta Cristina Kirchner, con quien almorzó en privado tres veces en Santa Marta (en marzo de 2013 y en marzo y septiembre de 2014).
Y sentenció: “Si viene algún político, que vaya donde está el corralito de la audiencia general de los miércoles [al que, risueñamente, los argentinos llaman la Rural]... Me contaron, no sé si es verdad, que uno que recibí ahí retocó la foto, como que lo hubiera recibido en un lugar cerrado para hacer creer que fue privado”.
Cuestionado sobre cómo toma los dichos públicos de que él, desde Santa Marta, mueve los “hilos políticos” del país, el Papa respondió, distendido: “Y que lo piensen... ¡Qué va a hacer! Yo no voy a justificar nada de lo que no hago...”.
Sobre la postura de la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela Carlotto, que primero lo criticó y luego reconoció que lo había hecho sobre la base de mala información, Francisco dijo: “Yo le veo la parte buena. Bueno, está bien, si estaban equivocados, o medio equivocados, o pensaban otra cosa y ahora ven otra, bendito sea Dios. Y dejo todo lo anterior. No me gusta pasar la cuenta a nadie. ¿Para qué? No ganamos nada. Todos en la vida nos equivocamos en tantas cosas”.
Finalmente recordó que al iniciar su carrera en el Vaticano, se propuso ser quien siempre fue.
“Cuando vengo acá, tuve que volver a empezar con todo esto nuevo. Y una cosa que me dije desde el primer momento fue: “Jorge no cambies, seguí siendo el mismo, porque cambiar a tu edad es hacer el ridículo”. Por eso he mantenido siempre lo que hacía en Buenos Aires. Con los errores, por ahí, que eso puede suponer. Pero prefiero andar así como soy. Evidentemente, eso produjo algunos cambios en los protocolos, no en los protocolos oficiales porque esos los observo bien. Pero mi modo de ser aun en los protocolos es el mismo que en Buenos Aires, o sea que ese “no cambies” me cuadró bien la vida”, sostuvo.
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