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domingo, 5 de abril de 2015

Panamá, el lugar favorito de EE.UU. y las dictaduras de AL para charlar

La próxima semana, los ojos del mundo estarán puestos en Panamá, por la Cumbre de las Américas. Aunque no es la primera de (se vienen celebrando desde 1994), esta séptima versión tiene un valor agregado: la presencia de Cuba— país que ha cambiado su postura de no asistir a estos eventos organizados por la Organización de Estados Americanos (OEA)— ahora que negocia con Estados Unidos el fin del bloqueo comercial interpuesto al país caribeño a causa de la Revolución que implantó el comunismo en la isla en 1959, hace ya 56 años.
Para muchos, ver a Barack Obama, de Estados Unidos, y a Raúl Castro, de Cuba, en la misma mesa marcará un hito en la historia diplomática de la región y generará dramáticos cambios en la geopolítica del área.


Sin embargo, no es la primera vez que Panamá es el escenario para grandes eventos de este tipo que tienen repercusiones históricas y que marcan el devenir de los pueblos de América.

LA SEMILLA

El 22 de julio de 1956, hace ya casi 59 años, 20 jefes de Estado americanos se reunieron en el istmo para tocar temas de interés regional, aprovechando que se conmemoraban los 130 años del Congreso Anfictiónico de Simón Bolívar.

El encuentro contó con el auspicio de la, en aquel entonces, naciente Organización de Estados Americanos que buscaba establecerse como una referente y un organismo líder en la región.

La cumbre de Panamá fue un evento sui géneris en una época en que las reuniones de mandatarios no eran nada común. Muestra de esto es que debieron pasar once años para que los presidentes de la región se volvieran a sentar juntos en el encuentro de 1967 de Punta del Este (Uruguay).

No obstante, una década después, el mundo ya no era igual. Cuba se convirtió en el primer país comunista de América, y la izquierda socialista ya se había adueñado (o estaba en proceso) de apoderarse de una gran parte de los países de la región.

Panamá, seis décadas después, está cosechando lo que sembró: El istmo reitera su calidad de lugar de consenso y derecho a la libre expresión de todas las tendencias políticas de la región.

EL SUBTEXTO

La revista Life en agosto de 1956 resume que las razones de ser de la cumbre fueron ‘las aspiraciones económicas de América Latina y el papel de Estados Unidos para convertir el porvenir en una realización de los más caros sueños’.

En su discurso, Dwight Einsenhower, presidente de Estados Unidos, comentaba a sus homólogos: ‘Unamos nuestros esfuerzos para buscar los medios que permitan a nuestros pueblos combatir los estragos de la enfermedad, la pobreza y la ignorancia’.

El sociólogo Marcos Gandásegui (hijo), ve las cosas de forma menos poética. El también profesor universitario comenta: ‘La cumbre de 1956 en la ciudad de Panamá se produce cuando EEUU pasaba por uno de los momentos más álgidos de su desarrollo capitalista. La expansión de su industria impactó Europa, Japón y, muy especialmente, a América Latina. La llamada industrialización por medio de la sustitución de importaciones, vio surgir fábricas, carreteras, escuelas, una clase obrera y la clase media. Además, un nuevo sector empresarial’, comenta Gandásegui.

Un texto de 1956 del abogado y periodista Jorge Turner, destacaba el cambio de actitud por parte de Estados Unidos con respecto a sus vecinos del sur. Turner resaltaba que en el Salón Bolívar, donde se llevó a cabo el encuentro, Eisenhower había mostrado un talante ‘siempre afable, cortés, hasta paciente, a pesar de su enfermedad’.

Según Turner, este comportamiento había generado interrogantes: ‘los suspicaces se preguntaban si su actitud era simplemente la conducta táctica de una de las más grandes potencias del mundo... Otros pensaban en un cambio de política, un tratamiento distinto de los Estados Unidos a los países latinoamericanos’.

El economista y profesor universitario, Adolfo Quintero, analiza: ‘Es la época de la Guerra Fría, se inicia un proceso en el que los Estados Unidos tratan de acercarse más a los gobiernos de América Latina, producto de los movimientos en Guatemala, Colombia e, inclusive, Venezuela. Por eso, hay que ayudar a los países de América Latina con programas que pudieran ayudar al bienestar económico y social de la población’.

LOS GRANDES LOGROS

Como consecuencia de esta reunión de jefes de Estado, se firma la ‘Declaración de Panamá’, la cual, según Lotería , ‘confirma la igualdad jurídica de las nacionalidades’.

La revista critica, no obstante, que el documento ‘careció de vigor’ en lo relativo a las soluciones de tipo ‘social y económico, sin cuyo desarrollo la igualdad jurídica de los Estados es un mito’.

Además, los textos que se refieren a esta cumbre de 1956 destacan dos hechos particulares que consideran consecuencias de este encuentro de jefes de Estado: el establecimiento de las bases para la creación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la firma que ordenaría la construcción de el Puente de Las Américas, por parte de EEUU y que se cumpliría en 1962.

LAS CRÍTICAS

Pero no todo fue alegría con respecto a esta cumbre.

Turner aceptaba que muchos miraron la reunión de 1956 con malos ojos, por el hecho de que, Dwight Eisenhower se sentara con dictadores. Y es que, en la cita regional, además de los presidentes democráticos como Carlos Ibáñez del Campo (Chile), Juscelino Kubitschek (Brasil) o Manuel Prado (Perú), por mencionar algunos; también estuvieron la plana mayor de los dictadores de la época: Fulgencio Batista (Cuba), Carlos Castillo (Guatemala), Anastacio Somoza García (Nicaragua), y Alfredo Stroessner (Paraguay), entre otros.

Turner comentaba, en su momento, que esta situación era inevitable y había que sobrellevarla: ‘Los inconformes de profesión podrán aducir la presencia de gobernantes de tomo y lomo y botas federicas, pero ello era inevitable tomando en cuenta que ha sido la única reunión en la historia del Mundo que logra concentrar a tan nutrido número de Jefes de Estado, y si no se olvida el calvario agobiante por el que pasa nuestra sufrida América’.

Hoy en día, la gran mayoría de los mandatarios de la región ha llegado al poder a través de las urnas. Pero, para algunos, eso no quiere decir que no sean tan dictatoriales como lo fueron los presidentes militares. Ricardo Ríos Torres, historiador y literato, comenta: ‘La convocatoria del 2015 es una afrenta a los ideales bolivarianos de democracia, libertad, justicia social y de respeto a los derechos humanos. La izquierda domina el panorama político, es sinónimo de corrupción y de gobiernos con tendencias totalitarias: Cuba tiene una dictadura hereditaria de más de cincuenta años. Venezuela reprime violentamente las manifestaciones de la oposición, son muchos los presos políticos, se atenta contra la libertad de prensa, es una dictadura más. Nicaragua, Ecuador y Bolivia tiene gobernantes que hacen de la reelección un mandato perpetuo al estilo de Fidel [Castro]’ .

Para Ríos Torres, que un presidente haya llegado al poder a través de las urnas no lo hace democrático, per se . Curiosamente, en la Cumbre de 1956 había varios presidentes ‘democráticos’ que tenían pasados turbios. Por ejemplo: José María Lemus, de El Salvador, quien, llegó al poder en 1956 tras unas controvertidas elecciones donde no tuvo opositores.

Otro ejemplo bien podría ser Marcos Pérez, de Venezuela. El militar llegó a la Cumbre como un presidente constitucional; empero, los primeros años de su ejecutoría en el poder fueron como presidente de facto al ser designado en el cargo por la Junta de Gobierno que surgió tras el golpe de Estado de 1945. Así como el salvadoreño Lemus, Pérez dejó el cargo por un Golpe de Estado.

Un caso más: Héctor Trujillo, presidente de República Dominicana. Aunque participó en unas votaciones, en realidad, heredó el poder de su hermano, el tirano Leónidas Trujillo, quien ya no quiso seguir, abiertamente, al mando de la isla.

Pese a todo esto, habían sectores que consideraban la reunión de presidentes una muestra de apoyo a la democracia y a la paz regional. Lotería , en su editorial de julio de 1956 opinaba: ‘Cuando convulsionan a Europa asperezas de rencillas, dudas y temores: Cuando en Asia hay sacudidas y violentas sobre su serenidad milenaria se ciernen negros nubarrones densos, en América los Jefes de Estado se reúnen en mesa simpática y cordial para reafirmar su fe en la democracia y para manifestar que estarán siempre unidos frente a la amenaza del totalitarismo nihilista, estrangulador y regresivo’.

OTROS TIEMPOS

Arturo Melo, recuerda algunos detalles de la Cumbre de 1956, pues se encontraba en sus mocedades cuando ocurrió. ‘A pesar de que muchos eran hombres fuertes, con problemas en sus países’ el contacto entre ellos y el público era directo, sin tantas medidas de seguridad como las que se han instalado para la Cumbre del 2015, asegura el empresario. ‘Recuerdo ver al presidente Eisenhower, de pie en un carro descapotado, solo con su chofer y su asistente, saludando a todo el mundo. Los tiempos han cambiado. Hoy cualquiera que venga, aunque no sea el presidente de EEUU, requiere mucha seguridad’, esto, a pesar de que ‘los mandatarios de hoy son menos controversiales que aquellos hombres fuertes’, considera Melo.

En este tenor, Arturo Ríos Torres comenta que Barack Obama, presidente de Estados Unidos está ‘de capa caída, sin liderazgo’. El comentario de Ríos Torres contrasta con los que Arturo Melo hace sobre Eisenhower: ‘En esa época, EEUU era querido y respetado por todos por haber ganado la Segunda Guerra Mundial. Habían sido magnánimos con los vencidos. Esa era una época única, el mundo estaba, todavía, muy pacífico tras una guerra muy sangrienta. Había mucho menos antagonismo hacia la posición de EEUU, que, en aquella época era el líder que había salvado al mundo de Hitler’. En tono lapidario, Melo concluye: ‘EEUU, hoy, ya no es el líder que era en aquella época’.

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LOS PRESENTES

En la Cumbre de 1956 asistieron 16 presidentes de América

Argentina Pedro Aramburu

Brasil Juscelino Kubitschek de Oliveira

Costa Rica José Figueres

Cuba Fulgencio Batista

Chile Carlos Ibáñez del Campo

Ecuador José María Velasco

Estados Unidos Dwight Eisenhower

Guatemala Carlos Castillo

Haití Paul Magloire

México Adolfo Ruíz C.

Nicaragua Anastacio Somoza G.

Panamá Ricardo Arias E.

Paraguay Alfredo Stroessner

República Dominicana Héctor Trujillo

Uruguay Alberto Zubiría

Venezuela Marcos Pérez

LOS FUTUROS

A la Cumbre asistieron, también, cuatro presidentes electos

Bolivia Hernán Siles

El Salvador José María Lemus

Panamá Ernesto de la Guardia

Perú Manuel Prado

FUENTE: José María Torrijos Legazpi - http://laestrella.com.pa

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