Entonces, como ahora, los trabajadores actuaban para defender su fuente de sustento frente a la nueva tecnología que amenazaba viejos sistemas de trabajo.
Es un fenómeno que los economistas han llamado ‘modelo de negocio disruptivo', que altera de forma dramática las reglas del juego en un rubro de negocios determinado.
Las últimas generaciones del siglo XX han sido testigos de muchas de estas transformaciones: la cámara fotográfica digital que acabó con la industria de los rollos de películas fotográficas; el streamline ( Netflix, por ejemplo) que acabó con la una vez pujante industria de alquiler de videos.
Pero así como fue inevitable el triunfo de los telares industriales sobre la mano de obra, tampoco parece posible poner alto a la marcha triunfal de Uber a través de los cinco continentes.
La compañía, fundada hace apenas cinco años, tiene hoy presencia en 401 ciudades y 59 países del mundo, de acuerdo a datos suministrados por la compañía en su página web.
‘Uber es hoy seis veces más grande que hace doce meses. Crecimos más rápido este año que el pasado', escribió Garret Camp, creador de la compañía, en Twitter hace unos meses.
La empresa que aspira a eliminar todo lo malo de la experiencia de transporte y dejar solo lo bueno (de hecho la palabra Uber significa en alemán ‘no hay nada superior'), tiene como principal atractivo el eliminar la engorrosa búsqueda de taxi y permitir que sea este el que busque al pasajero.
Para ello, se necesita instalar una aplicación en el teléfono móvil, e ingresar los datos personales y número de tarjeta de crédito.
Al momento de solicitar el transporte, la aplicación, vía GPS, suministra los datos de la ubicación del usuario a los conductores afiliados al sistema y asigna el servicio a uno de ellos.
El costo del pasaje se carga a la tarjeta de crédito. La empresa se queda con una comisión y paga el resto a los conductores.
FUNDACIÓN DE LA COMPAÑÍA
Uber fue fundada en 2009 por el canadiense Garret M. Camp y el californiano Travis Kalanik.
Como la mayoría de las grandes ideas, surgió en el marco de un problema cotidiano.
Los empresarios, que habían viajado a París para participar en una conferencia de ‘negocios del futuro' e innovación, se encontraron en un momento bajo la lluvia, cargados de maletas, esperando a un taxi que no llegaba.
Entonces a uno de los dos se le ocurrió decir algo memorable: ‘¿qué pasaría si pudiera llamar al taxi desde mi teléfono móvil?'.
Ni Camp ni Kalanik eran ajenos a los negocios de nuevas tecnologías de Internet. El primero acababa de vender su primera empresa, StumbleUpon, por $75 millones, de manera que contaba con fondos, y ganas, para buscar un nuevo proyecto.
Kalanik había participado en la fundación y posterior venta de varias start-ups , a cifras también millonarias.
Se asociaron y en marzo de 2009 fundaron la empresa que promete ‘fortalecer las economías locales, mejorar el acceso al transporte y aumentar la seguridad de las calles' o hacer el transporte tan ‘confiable como el agua potable' y ‘benefician a todos'.
La empresa alcanzó ventas por $10 mil 840 millones el año pasado y se proyecta que este año llegue a $26 mil 120 millones.
PERO...
El crecimiento impresionante de Uber no ha estado exento de problemas. En decenas de países se le ha declarado la guerra. Los pasajeros y conductores de Uber han sido blanco de protestas y hasta de golpes.
Se ha enfrentado también a la incomprensión de los reguladores, que tienen entre manos una zona gris, plagada de vacíos legales y falta de antecedentes.
Los taxistas lo consideran una competencia desleal porque el nuevo sistema opera a través de conexiones de internet de una forma imperceptible para las autoridades: ni sus vehículos ni sus oficinas están identificados.
Uber no es propietario de los automóviles, no paga seguros, no paga impuestos.
La empresa se resguarda arguyendo que se trata de una plataforma colaborativa que vincula a dos personas particulares, un conductor dispuesto a llevar a un pasajero y un pasajero dispuesto a pagar por ello.
PROTESTAS
En México, caravanas de taxistas bloquean las calles durante horas para protestar por la presencia de Uber.
En Bogotá, Colombia, los taxistas insultan a los conductores del sistema que consideran pirata y les bloquean el paso. En España, les bloquean la señal digital a los usuarios.
Son situaciones que se repiten en la otra parte del mundo contra este sistema, que en Argentina calfican como ‘una red de piratería internacional que roba el patrimonio de los taxistas'.
En Bélgica se prohibió la aplicación en abril de 2014. Ocho meses después, Holanda hizo lo mismo.
Alemania, Italia, Suiza, Portugal, Dinamarca, Noruega, le colocaron trabas a su operación.
En España , un juez prohibió todas las aplicaciones de móviles que ponen en contacto a usuarios y conductores, argumentando que violan las leyes sobre la competencia leal.
En Estados Unidos también han sido objeto de protestas en varias ciudades, pero la situación se ha ido superando y actualmente Nueva York, Chicago, Portland, Seattle, Boston y Washington D.C, han optado por regularizar el sistema.
Lo mismo ha pasado en la ciudad de México, donde el sistema ha sido legalizado y se espera que pronto lo sea en Gran Bretaña, lo que marca un precedente en la Unión Europea.
UBER SE DEFIENDE
Ante lo que considera una situación creada para impedir su participación en el mercado, la empresa ha decidido acudir a los tribunales de la Comunidad Europea (CE). En los últimos meses, ha presentado quejas contra España, Alemania y Francia.
‘Acudimos a la CE porque lo que nos están aplicando son prácticas anticompetitivas para evitar que operemos', afirma Ana Paula Blanco, vocera de la compañía en América Latina.
Fuera de Estados Unidos, la regulación a Uber se logró en cinco ciudades: Calcuta (India), Toronto (Canadá), Londres (Reino Unido), Ciudad de Singapur (Singapur) y Ciudad de México (México).
‘Ha sido un duro proceso de cinco años', destaca Blanco.
La adquisición de licencias para el transporte de pasajeros y el pago de un pequeño porcentaje de las ganancias a las autoridades locales son algunas de las normas que componen las regulaciones.
Mientras eso sucede, y confiado en que al final la satisfacción de los usuarios triunfará sobre las restricciones a la competencia, la empresa continúa soñando en grande. Por ahora, los planes incluyen irse a la bolsa , o incluso imaginan nuevas avenidas de negocio: UberBoat, UberEats : ‘listos a tu disposición en cualquier momento y lugar'.
FUENTE: Mónica Guardia - http://laestrella.com.pa
