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miércoles, 28 de marzo de 2018

(Panamá) Es hora de retomar el control (+Opinión)

Por: Álvaro Alvarado - Hace unos días conversaba con mi hija de 20 y mi hijo de 18 años, sobre las diferencias entre los jóvenes de mi época y los de hoy en día. La conversación comenzó cuando mi hija me expresaba su negativa de ejercer el sufragio en las elecciones del próximo año, ya que, según ella, no hay nada que le llame la atención de los políticos que nos gobiernan ni de los que hoy aspiran a gobernar el país. Para qué participar, si al final no se nos da la oportunidad de aportar nada a la hora de tomar decisiones, ya que son los adultos que hoy tienen el país enredado los que tienen la última palabra.
Nos hemos preguntado seriamente: ¿Qué país le estamos legando a nuestros hijos y nietos? ¿Es este el país que se merecen esos seres que trajimos al mundo y por los que daríamos hasta la vida de ser necesario?

Hoy hablamos con mucho orgullo del país más rico de la región, pero de qué nos ha servido esa riqueza si vivimos en medio de la corrupción, la impunidad, la inseguridad, una pésima calidad educativa, falta de credibilidad, instituciones que no funcionan, los principios y valores son cosas del pasado. Hemos llegado a tal nivel que hasta creer en Dios, para algunas personas, ya parece ser un delito.

La gran mayoría de nosotros nacimos en hogares sólidos integrados por papá y mamá, donde se nos inculcaron principios y valores, disciplina, trabajo, educación, amor por la familia, honestidad, etc.

Algo pasó en el camino que nos desvió como sociedad a ese Panamá que tenemos hoy día. Recuerdo que en mi época de infancia, la sola mirada de mis padres bastaba para decirnos que algo no estaba bien, esa época en la que la hora de llegada era las 9 de la noche y no importaba lo grande o pequeña de la fiesta, había que cumplir con esa horario.

Traer un 3 en el boletín era razón suficiente para que se produjera una crisis de graves repercusiones, pero si traías un fracaso, esa crisis cobraba características similares a la de una guerra mundial. Un compañero becado, era la envidia de todo el colegio y pobre de ti si un docente llamaba a tu acudiente a la escuela para darle una queja.

La autoridad de los padres se ejercía sin temor y si la mirada o un llamado de atención eran ignorados, entonces aparecía Matías Moreno, un látigo delgadito de cuero que sacaba lo malo y metía lo bueno.

Los padres de la época moderna decidieron negociar su autoridad, lo que nos ha llevado de la generación que tenía temor y respeto a sus padres a la generación que le tiene miedo a sus hijos. Nuestra generación se enfrentó a muchas dificultades para alcanzar sus objetivos y esto nos llevó de forma equivocada a tomar la decisión de que nuestros hijos no debían transitar por ese camino. Los padres modernos dan todo a sus hijos sin exigir nada a cambio y la relación padre e hijo se ha ido por el camino de lo material, pensando que el amor lo podemos canjear por regalos.

Queremos culpar a los medios, a los maestros, a la policía, al Gobierno y a quien primero se nos ocurra de la ausencia de control sobre nuestros hijos y no queremos reconocer que la responsabilidad es nuestra.

La excusa de muchos padres es que el Código de la Familia de la señora Teresita de Arias fue el instrumento que les quitó autoridad sobre sus hijos. Debo ser claro y decir que ese Código no fue iniciativa de la señora de Arias. Este documento para ser ley necesitó pasar por varios consensos antes de ser sometido al pleno de la Asamblea. Adicionalmente me gustaría saber: ¿qué parte del Código de la Familia establece que el padre no puede disciplinar a sus hijos?

Todavía estamos a tiempo de retomar el camino perdido y recobrar aquellas cosas que nos enseñaron nuestros padres y abuelos que marcaron positivamente nuestras vidas. El diálogo y la comunicación con nuestros hijos es muy importante, también debemos predicar con el ejemplo, recordando que ese hijo siempre seguirá nuestros pasos. Un elemento que no debemos pasar por alto es inculcarles el amor a Dios. La Biblia dice: ‘Instruye al joven según sus disposiciones, que luego, de viejo, no se apartará de ellas'. Debemos mirar nuestra paternidad como un regalo de Dios en donde nos permite amar como Él nos ama a nosotros con amor paternal.

PERIODISTA

FUENTE: Artículo de Opinión - Álvaro Alvarado - http://laestrella.com.pa - (PULSE AQUÍ)

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