
Luego cruzaba la frontera para acudir al templo donde ayudaba a limpiar y organizar ceremonias budistas. A las cuatro de la tarde iba a entrenar, una vez que ya no había ceremonias ni cosas que hacer en el templo.
Prakhruprayutchetiyanukan, el abad en funciones del centro budista, lo describió como una “persona amable y amigable, que rara vez se quejaba, en absoluto era obstinado y que ni bebe ni fuma”.
De monje a entrenador
Nopparat Kantawong, el entrenador jefe de los Jabalíes Salvajes, conocía a la familia de Chanthawong desde que era apenas un niño. Perdieron contacto cuando éste fue ordenado monje.
Pero hace cinco años se encontraron de nuevo.
“Ya había dejado de ser monje para entonces. Yo no me acordaba de él porque habíamos perdido el contacto hace tiempo. Fue él quien se acercó y se presentó mientras entrenaba con los chicos”, relata Nopparat.
“Le encanta hacer ejercicio y ama a los niños. También le gusta el voluntariado y siempre mostró interés en ser entrenador asistente. Fue él quien sugirió que hiciéramos ejercicios con niños en su tiempo libre para mantenerlos alejados de las drogas y otros problemas”. (PULSE AQUÍ PARA VER MÁS)
FUENTE: Con información de BBC Mundo - https://laopinion.com - (PULSE AQUÍ)