El cuerpo de Ueland y el de su compañera danesa, Louisa Vesterager Jespersen, de 24 años —que probablemente murió minutos antes que la turista noruega— fueron descubiertos el lunes pasado en Chamharouche, un lugar aislado a unos 10 kilómetros del pueblo de Imlil, en el Alto Atlas (Marruecos), al borde de una pista que conduce al Toubkal (4.167 metros), la montaña más alta del norte de África. El doble asesinato se produjo en un refugio de montaña a 2.300 metros de altura, cerca del lugar donde habían instalado su tienda de campaña.
La primera versión policial señaló que el crimen fue perpetrado con armas blancas, pero no dio más detalles. Tres días después, el jueves por la tarde, un comunicado de la fiscalía de Rabat informaba de la detención de un sospechoso, perteneciente a “un grupo extremista”, y de la identificación de otros tres. Para detenerles estaba en curso una gran operación de la Gendarmería y de la policía en el Alto Atlas y en Marrakech, la ciudad de donde son originarios, que dio sus frutos en la mañana de hoy jueves, según anunció la prensa marroquí. Todos ellos, de entre 27 y 32 años, tendrían vínculos con el Estado Islámico, según la televisión pública 2-M.
Las autoridades marroquíes reconocían así, a través del comunicado, que lo sucedido en las faldas del Toubkal era un atentado terrorista. Del visionado del vídeo, que los asesinos de las jóvenes pusieron en circulación, se podía sacar la misma conclusión. Después de decir el uno al otro, en árabe, “agarra, agarra”, antes de proceder a cortar el cuello de la turista montañera, pronunció en árabe clásico las siguientes frases: “Esto es para nuestros hermanos de Hajine. He aquí las cabezas de los enemigos de Alá”.
Hajine es uno de los últimos reductos en Siria del Estado Islámico que el pasado sábado fue bombardeado por la coalición internacional, encabezada por Estados Unidos, con la intención de destruir un centro de mando de la organización terrorista instalado en una mezquita, mientras las fuerzas kurdas desencadenaban una ofensiva contra la pequeña ciudad.
"El vídeo y la investigación preliminar de las autoridades marroquíes indican que los asesinatos pueden estar relacionados con la organización terrorista Estado Islámico", señaló hoy jueves el servicio de inteligencia danés en un comunicado. "Este es el caso de un asesinato inusualmente bestial de dos mujeres jóvenes totalmente inocentes", recalcó.
“Queridos amigos, viajo a Marruecos en diciembre. ¿Alguien tiene informaciones o amigos montañeros que conozcan el Toubkal?”, había escrito la danesa Louisa Vesterager Jespersen en su página de Facebook el 21 de noviembre. Emprendió ese viaje con su amiga Maren Ueland a una zona considerada segura y que, con o sin guía, recorren decenas de miles de turistas todos los años. Las autoridades marroquíes han suspendido todas las excursiones, lo que causará graves perjuicios a una región deprimida que vive, en buena medida, de los visitantes extranjeros.
El atentado ha causado una enorme conmoción en Marruecos, donde los terroristas no habían vuelto a golpear desde abril de 2011 cuando volaron el célebre café Argana, en Marrakech, causando 17 muertos, la mayoría extranjeros. Nadie reivindicó esa voladura y Al Qaeda en el Magreb Islámico publicó incluso un insólito comunicado negando haberla perpetrado.
A las autoridades de Marruecos les ha costado de nuevo reconocer ahora las connotaciones terroristas del doble asesinato. Aunque desde hace siete años no ha habido atentados, sí se han producido extraños incidentes que la policía achaca a la enajenación mental del agresor. En octubre de 2015, tres turistas alemanes fueron gravemente heridos en Fez; justo un año después, la víctima, en esa misma ciudad, fue una mujer holandesa, mientras que tres miembros de una familia de la misma nacionalidad eran apuñalados ante la explanada de la mezquita Hassan II en Casablanca. Un mes antes, en septiembre de 2016, tres ciclistas melillenses fueron atacados con un hacha y armas blancas cerca de Nador. En ninguno de esos casos el asaltante intentó robar a su víctima extranjera.
Admitir que los agresores tienen a veces motivaciones religiosas puede provocar una espantada de los turistas, que el año pasado alcanzaron un nuevo récord en Marruecos (11,35 millones). Son en su mayoría franceses y después españoles, alemanes y británicos. La industria turística genera ya el 10% del PIB del país.
FUENTE: Con información de IGNACIO CEMBRERO - https://www.elconfidencial.com