
“No deberíamos ser nosotros quienes pedimos que las palabras se traduzcan en hechos, eso debería salir del propio gobierno de Sánchez”, exclama Leopoldo López Gil, padre del opositor más emblemático al chavismo, Leopoldo López, que permanece bajo arresto domiciliario en Caracas. Ningún empleado de la delegación diplomática de Venezuela quiere desvelar qué ocurre en las entrañas de la embajada. No por fervor chavista, sino por puro instinto de supervivencia. Saben que una palabra en estos momentos les puede costar el cese inmediato y su retorno a Venezuela.
De hecho, el grueso del personal técnico de los consulados venezolanos no tiene muchos motivos para defender la revolución bolivariana. Se pasaron gran parte de 2018 sin cobrar sus salarios, lo que les llevó a dificultades extremas para pagar sus facturas. Algunos empleados todavía no han cobrado los atrasos. El personal técnico de embajada y los dos consulados vive su día a día ajenos a la agitación chavista, más preocupados en saber si podrán dar de comer caliente a sus familias a final del día.
“El embajador Isea no se moverá mientras no caiga Maduro, pero seguro debe de estar pensando ya en retornar a Venezuela o ver cómo escabullirse”, considera Carlos Rangel, director de Revista Venezolana. En la diáspora en Madrid son bien conocidas las bacanales nocturnas que celebran los hijos de Isea junto a otros hijos de grandes fortunas del régimen chavista que residen en España. El propio embajador ha sido amonestado por sus compatriotas por su vida disoluta. ->>Vea más...
FUENTE: Con información de DAVID BRUNAT - https://www.elconfidencial.com