Goldman y Reiner acertaron en el fondo con su bello relato: la cuestión principal son en realidad las proporciones y la cantidad. En el desenlace descubrimos que el enmascarado Westley ha engañado a Vizzini: solo puede ganar él porque es inmune al veneno que había vertido no en una, sino en las dos copas. Nuestra 'inmunidad' depende, a diferencia del fantástico relato de aventuras, de los niveles de seguridad que exigen los controles alimentarios establecidos en España por la EFSA, porque prácticamente todos los vinos contienen una cantidad de arsénico inorgánico. Es decir, proporción y cantidad.
Aunque existan concentraciones de metales pesados en la mayoría de los vinos, estos están muy por debajo de los niveles considerados peligrosos, explica a Alimente la Federación Española de Vinos. Sin embargo, un reciente estudio de químicos y bromatólogos de EEUU, publicado en la 'Journal of Agricultural and Food Chemistry', 'Factors Affecting Transfer of the Heavy Metals Arsenic, Lead and Cadmium from Diatomaceous-Earth Filter Aids to Alcoholic Beverages during Laboratory-Scale Filtration', analiza las concentraciones de arsénico, plomo y cadmio en vinos y cervezas que comparten un particular método de filtrado, el de tierras diatomeas, sobre el que han concluido que aumenta en particular los niveles de arsénico. Su principal preocupación no es que los vinos tengan demasiado, sino sencillamente que no tengan el menor posible ¿Por qué? ->>Vea más...
FUENTE: Con información de J. M. - El Confidencial