El estudio reveló que muchos componentes internos de lo que las autoridades nazis describían como una máquina capaz de revertir curso de la guerra estaban hechos de madera y otros materiales frágiles.
La aeronave fue diseñada con el fin de alcanzar la máxima velocidad posible, explican los científicos, y para conseguirlo los nazis sacrificaron todos los demás aspectos, desde la duración del vuelo hasta la seguridad del piloto. De hecho, los Me-163 incluso podían explotar fácilmente durante el despegue.
Ejemplo de estas carencias es que el aparato podía acelerar hasta los 950 kilómetros por hora, pero se quedaba sin combustible después de 7 minutos y medio de vuelo.
En cuanto a la leyenda que asegura que los ingenieros del Tercer Reich crearon geniales inventos capaces de cambiar el curso de la Segunda Guerra Mundial, el curador del Deutsches Museum, Andreas Hempfer, asegura que se trata de un mito que poco tiene que ver con la realidad.
"Queremos refutar los mitos sobre los aviones y misiles alemanes de la fase final de la Segunda Guerra Mundial", describe la motivación del estudio.
El Me-163 fue introducido en otoño de 1944. Hasta el final de la Guerra, el Estado nazi había construido cerca de 300 de estos aparatos. No obstante, su actuación durante la contienda no puede calificarse de exitosa, ya que solo consiguieron derribar entre 9 y 16 aviones de los Aliados frente a una decena de Me-163 destruidos.
FUENTE: Actualidad RT