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lunes, 1 de abril de 2019

Movimientos de agua en la profundidad del océano permiten prever un cambio climático abrupto con 400 años de antelación

La ciencia tiene una ventaja de aproximadamente 400 años para pronosticar un cambio climático abrupto en el hemisferio norte a partir de los sedimentos en el fondo del Atlántico. A ella apuntó el oceanógrafo estadounidense Nicholas Balascio, explicando los resultados de una investigación internacional de la circulación de aguas profundas en la época de desglaciación.

Balascio señaló este jueves en declaraciones a un portal universitario que cada cambio en la intensidad de la Circulación Meridional Atlántica de Retorno (CMAT) precedió a algún cambio del clima en el pasado con dicho período de tiempo.

Dicho movimiento de aguas a profundidad forma parte de un mismo sistema de circulación del océano que origina en la superficie el más conocido: Corriente del Golfo. Este último desplaza las masas calientes desde las costas de Florida hacia el extremo norte de Europa, mientras que el CMAT las devuelve, ya enfriadas, hacia las latitudes tropicales.

Las pruebas recogidas por el equipo estadounidense-noruego-británico muestran que un fortalecimiento en el flujo de aguas profundas era un precursor de la tendencia al calentamiento repentino hace unos 11.000 años. Una circulación más débil fue seguida por un importante período de enfriamiento, que comenzó aproximadamente 13.000 años atrás y es conocido como 'el estado del Dryas Reciente'.

En cada una de estas ocasiones, el espaciado en el tiempo entre el precursor y el fenómeno climatológico equivalía a cuatro 400 años. Lo mismo ocurre para otros eventos de la última glaciación, previos a los mencionados, en una escala comprendida entre los 10.000 y los 16.000 años atrás.

Método del ensayo
Para llegar a estas conclusiones los científicos recolectaron múltiples muestras de sedimentos oceánicos y determinaron los marcadores biológicos del cambio climático, indica el artículo del grupo, publicado este marzo en la revista Nature Communications. Los cálculos incluyeron tanto la presencia de ciertos lípidos, que permiten estimar la productividad de fitoplancton, como de cenizas volcánicas, las cuales ayudan a establecer la cronología.

Capa tras capa, se llevó a cabo el examen de los sedimentos para cuantificar la presencia del material volcánico (la tefra) y el orgánico. Los científicos estimaron rangos de sedimentación en cada época climática en distintas zonas del Atlántico y destacan —a modo de un descubrimiento secundario— que era excepcionalmente grande al norte de la isla de Gran Bretaña, donde las aguas de la corriente atraviesan el canal de Feroe-Shetland.

FUENTE: Actualidad RT

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