Los jueces de la CPI anunciarán la pena de cárcel que le imponen en una vista posterior, pero Ntaganda pudo hablar la pasada semana antes de conocerse este lunes el fallo, y dijo: "Me llaman Terminator, pero ese no soy yo; no me reconozco”. Luego añadió que nunca atacó a civiles, y adujo que los protegía. Durante el juicio, sin embargo, los abogados de las víctimas lograron demostrar “más allá de toda duda razonable”, como les pedían los jueces, que niñas de 12 años fueron obligadas a servir de “esposas” de los comandantes rebeldes. “La violación era una práctica común”, alegó el procesado, al escuchar el relato de una niña de nueve años atacada por milicianos a sus órdenes.
Nacido en Ruanda, de etnia tutsi, y huido al Congo en su adolescencia, la CPI pidió por primera vez la detención de Ntaganda en 2006 por haber reclutado niños soldado para las Fuerzas Patrióticas para la Liberación del Congo. Sus miembros eran de la comunidad étnica hema, y conformaban el brazo armado de la Unión de Patriotas Congoleña, que se lanzó contra el grupo rival, los lendu. En 2012, su jefe, Thomas Lubanga, fue condenado a 14 años de cárcel por forzar a menores de 15 años a luchar entre 2002 y 2003. Un delito que sigue cometiéndose en África, Asia y América Latina. Ntaganda fue uno de los principales comandantes de Lubanga, y también alcanzó el rango de general del Ejército congoleño.
En 2012, la Corte, que carece de policía propia y depende de los Estados miembros, solicitó de nuevo la extradición de Terminator, que para entonces controlaba supuestamente el tráfico ilegal en la zona minera de Kivu. Situada al este de la República Democrática del Congo, en la zona hay yacimientos de oro, diamantes y coltán, entre otros. La ONU sostiene que cobraba impuestos ilegalmente. ->>Vea más...
FUENTE: Con información de ISABEL FERRER - El País