El instructor del caso, el juez José de la Mata, titular del Juzgado Central número 5 de la Audiencia Nacional, acordó el pasado julio la imputación de la entidad financiera por sus flagrantes omisiones en este caso. Las diligencias contra el banco se concentran en una pieza separada del llamado caso Bandenia, una entidad pirata con oficina en Las Rozas (Madrid) que ofrecía servicios financieros a todo tipo de supuestas organizaciones criminales. Como carecía de licencia para operar en territorio nacional, movía el dinero de sus clientes utilizando la infraestructura de entidades autorizadas como ING.
Además del banco holandés, también están imputadas Caixabank e Ibercaja, pero la situación de estas entidades difiere de forma significativa. Bandenia usó cuentas del banco catalán entre 2012 y 2015. La relación terminó cuando aparecieron informaciones en prensa que vinculaban el falso banco con una red dedicada al tráfico de cocaína. En ese momento, Caixabank revisó los movimientos que habían hecho los administradores de Bandenia y avisó a las autoridades. Algo similar ocurrió con Ibercaja, la siguiente entidad con la que pasó a trabajar el banco 'fake'.
En cambio, ING nunca llegó a avisar a las autoridades. Los responsables de Bandenia usaron decenas de cuentas de esta entidad desde 2015 hasta el mismo día en el que el chiringuito fue desactivado por orden judicial. Según el instructor del caso, se ha detectado “una fuerte presencia de ingresos en efectivo de origen desconocido”. Al menos 1,7 millones de la oficina fantasma pasaron por cuentas ordinarias de ING. El 16 de diciembre de 2015, por ejemplo, uno de los empleados de Bandenia hizo hasta 10 aportaciones a una misma cuenta de la corporación holandesa, cada una de ellas por importes inferiores a 3.000 euros, la cuantía a partir de la cual es obligatorio comunicar los movimientos a Hacienda. Apenas dos meses antes, el 25 de septiembre de 2015, esa misma persona ya había realizado otros 9 ingresos en efectivo en la misma entidad, de nuevo por cuantías menores de 3.000 euros. Es difícil imaginar un sistema de blanqueo más zafio, pero ING nunca apreció nada raro. ->>Vea más...
FUENTE: Con información de JOSÉ MARÍA OLMO - El Confidencial