A comienzos de la década de los ochenta del pasado siglo, Noruega decidió llevar a cabo una impresionante infraestructura: el país escandinavo era consciente de que muchas de las poblaciones que se encontraban en los fiordos no tenían manera de comunicarse con la plataforma continental, salvo a través de barco. Así, en 1983 comenzaron las obras de esta carretera, que conecta varias islas que se encontraban habitadas.
Fue así como, a través de puentes y viaductos, Noruega inició una obra faraónica, que finalizó definitivamente seis años después, en 1989. Desde entonces, es considerada como una de las carreteras más bellas del mundo: no en vano, es una de las atracciones turísticas más visitadas del país, donde miles de usuarios dan rienda suelta a sus ansias de conducción recorriendo 8 kilómetros que quedarán grabados a fuego en sus retinas.
Y es que su belleza radica en las increíbles vistas de los fiordos que ofrece, posiblemente una de las panorámicas más impresionantes que se pueden obtener de este prodigio de la naturaleza. Si a ello se le combina las impresionantes curvas y constantes subidas y bajadas de su sinuoso camino -pensadas así para evitar elementos naturales como rocas y el potente oleaje-, se convierte en un espectacular lugar que visitar... pero también muy peligroso. ->>Vea más...
FUENTE: Con información de RUBÉN RODRÍGUEZ - El Confidencial