La magnitud del ataque sorpresa se disipó en menos de 24 horas, cuando la pequeña guarnición de los nacionales que comandaba el coronel Rey D'Harcourt, se vio desbordada por la ingente cantidad de tropas. El objetivo republicano era obligar a Franco a detener una inminente ofensiva sobre Madrid. Ambos bandos sacrificaron sus ejércitos durante el invierno más duro que se podía recordar.
La República proclamó como héroes a los soldados de la 84 Brigada Mixta, que asaltó la ciudad y conquistó la primera capital de provincias en toda la guerra. Teruel era roja, un éxito tras la debacle del frente norte. Después se les consideró traidores y sería disuelta. Fusilaron a 46 de ellos por la insubordinación de seiscientos soldados. En el bando nacional, Franco no perdonó a Rey D'Harcourt la rendición de la plaza. A pesar de la numantina defensa, no acabó en gesta como en el Alcázar de Toledo y se le pagó con miseria. La batalla se saldó con cien mil bajas en dos meses de metralla, hielo y escombros y los dos cuarteles generales reclamaron el éxito de un falso empate. ->>Vea más...
FUENTE: Con información de JULIO MARTÍN ALARCÓN - El Confidencial