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viernes, 27 de marzo de 2020

(México) La historia del científico mexicano que "espiaba" para Rusia

La operación tenía todo para que saliera bien. Un científico con una carrera en ascenso, querido en su pueblo y respetado por sus investigaciones en cardiología molecular. Un académico reconocido con cara de buena gente, que se movía por las mejores universidades gracias a sus títulos, y una misión relativamente fácil de ejecutar. Su aspecto le ayudaba. Héctor Alejandro Cabrera Fuentes, robusto y bajo de estatura, nació hace 35 años en El Espinal, una pequeña comunidad de Oaxaca, uno de los estados más pobres de México. Tenía pasaporte con varios visados y transitaba sin problemas por los Estados Unidos, Francia o Alemania. Era, en resumen, un candidato perfecto para que Rusia se fijara en él.

El último encargo que le hicieron era proporcionar fotos y datos sobre un agente estadounidense del FBI que estaba investigando las actividades del espionaje ruso en Florida. Pero algo salió mal y el Agente Karla de Oaxaca fue detenido el pasado 17 de febrero en Miami. Atrapado entre dos superpotencias, como si se tratara de un thriller de la Guerra Fría, Cabrera admitió ante el FBI que Rusia lo había presionado para que se convirtiera en informante a cambio de sacar del país a las dos hijas que tiene con una mujer rusa. Cuando el caso llegó a las noticias se revelaron todo tipo de detalles: una confesión que enterraba la reputación de uno de los científicos más prometedores de México, dos esposas separadas por más de 8000 kilómetros de distancia y tres continentes involucrados en una trama de espionaje y conspiración internacional.

¿Trabajando para Putin? ¿Espía ruso? ¿Otra esposa? "Son patrañas", responde su tía, Ana García, de 66 años. Para los habitantes de El Espinal, un humilde municipio de 10.000 habitantes, Héctor Cabrera es prácticamente un héroe. Becado para formarse como microbiólogo en la Universidad de Kazán, Rusia. Galardonado por el entonces presidente Dimitri Medvédev con el premio a la mejor tesis de maestría. Doctor con honores por la Universidad de Giessen, Alemania. Conferenciante de la Sociedad Europea de Cardiología. Contratado por la Universidad Nacional de Singapur como uno de los principales investigadores de un estudio sobre enfermedades cardiovasculares.

Hasta que fue detenido, el científico trabajaba como investigador en la Escuela de Medicina de la Universidad de Duke y en la Universidad Nacional de Singapur, donde tenía un sueldo de 7500 dólares mensuales. Paralelamente recibía 5000 dólares por trabajar para una compañía israelí con sede en Alemania. El científico reconoció en un tribunal de Florida que su patrimonio era de 100.000 dólares repartidos en cuentas bancarias de México y los Estados Unidos. Parte de ese dinero lo usaba para ayudar a su pueblo. "Lo veía y pensaba: 'Me gustaría ser como él", dice Nashira Solórzano, una joven de 17 años beneficiada por la asociación Por Oaxaca Más Investigadores, fundada por Cabrera, con una estancia de investigación en octubre pasado. "Nunca me imaginé visitar Singapur, me abrió el panorama de lo que quería ser como músico y como persona. Nos ayudó muchísimo", explica Yoel Matus, de 17 años, miembro del grupo de marimba Perlas y Diamantes, que visitó Asia en 2017 gracias a las gestiones de Cabrera.

"Siempre que venía, nos quedábamos tomando unos tragos y nos lo contábamos todo: deslices, problemas, lo que fuera", explica Hazael Matus, alcalde de El Espinal y una de las personas más cercanas a Cabrera, a quien conoce desde hace más de una década. "Nunca me habló de una novia o una familia rusa, nunca me dijo que tuviera problemas con algún Gobierno, que alguien lo estuviera amenazando", asegura. El alcalde habló con Cabrera por última vez apenas cuatro días antes de su detención en Miami, a donde el científico había ido a festejar el cumpleaños de uno de sus hijos mexicanos, según le contó. ->>Vea más...

FUENTE: Con información de El País de España - tn.com.ar

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