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lunes, 31 de agosto de 2020

(Costa Rica) Caravana de haitianos se dirige a Nicaragua sorteando la pandemia

Cansados de esperar seis meses varados en un albergue en el sur de Costa Rica por la pandemia del coronavirus, 97 haitianos intentan reanudar a pie su larguísimo viaje a través de Centroamérica en busca de llegar a Estados Unidos, donde confían en que a sus niños les espera una vida mejor. Uno de los grandes obstáculos para ellos es conseguir un salvoconducto en Costa Rica y penetrar la frontera de Peñas Blancas, donde el panorama no es prometedor: el gobierno de Daniel Ortega mantiene cerrado el paso migratorio y exige una prueba de COVID-19.

«Nosotros como padres nos sentimos mal, pero para mejorar nuestras vidas por ellos (los niños) tenemos que luchar. Mañana cuando ellos sean personas (adultas) como nosotros podrán contar la historia de lo que hemos pasado», declaró el migrante haitiano Wisno Louis, padre de dos niñas, de acuerdo con EFE.

¿Cómo cruzar a Nicaragua?
La tercera parte de la caravana corresponde a niños, muchos de ellos muy pequeños, quienes con sus caras sonrientes y espíritu alegre hacen más llevadera la dura travesía para sus padres. La caravana de 97 haitianos partió a pie el pasado viernes del Centro de Atención Temporal de Migrantes (CATEM), situado en el sur de Costa Rica, y tras caminar 80 kilómetros bajo el sol y la lluvia durante tres días encontraron refugio en la comunidad de Palmar Norte, donde un grupo de voluntarios les brinda asistencia con el apoyo de empresas locales.

Louis, quien creció en la República Dominicana y vivió varios años en Chile, explicó que las autoridades migratorias de Costa Rica ofrecieron a los migrantes un «salvoconducto» para poder movilizarse por el país, con lo que ellos esperan llegar hasta la frontera con Nicaragua, situada a unos 500 kilómetros de la ubicación actual de la caravana.

La esperanza de los haitianos es que el Gobierno les cumpla y poder desplazarse, a más tardar el próximo viernes, en un autobús hasta la frontera con Nicaragua, en el norte de Costa Rica. Louis, quien ejerce como una especie de líder del grupo, comentó que si el Gobierno no cumple, continuarán su travesía a pie el próximo fin de semana. Pero no solo se trata de caminar. El gobierno de Daniel Ortega ha cerrado las fronteras de Nicaragua en el pasado a migrantes cubanos y haitianos.

La Dirección de Migración asegura que ha conversado con los migrantes para explicarles que las fronteras de Centroamérica se encuentran cerradas por la pandemia y que no podrán cruzar hacia Nicaragua, por lo que les ha instado a permanecer en el CATEM. Sin embargo, Louis afirmó que en el CATEM las condiciones higiénicas son malas y hay hacinamiento, y que lo único que ellos quieren es que los dejen continuar su ruta. Incluso dijo que la caravana tiene el dinero para pagar sus propias pruebas de COVID-19 y presentarlas a las autoridades de Nicaragua y pedir que les dejen avanzar.

«Estuvimos seis meses detenidos en un lugar (el albergue) donde uno no tiene derecho a reclamar nada. No podíamos aguantar y decidimos salir por nuestros hijos que no están estudiando y no tienen una salud normal», declaró Louis.

Cerca de la frontera con Nicaragua hay otro CATEM, donde en la actualidad vive otro grupo de más de 100 migrantes haitianos. Es conocido que en la frontera entre Costa Rica y Nicaragua operan «coyotes», que se encargan de cruzar personas por puntos ciegos de vigilancia y frecuentemente las autoridades costarricenses informan de la detención de personas que se dedican a esa actividad. Louis afirmó que conoce de la operación de «coyotes» y aclaró que el objetivo de la caravana es cruzar Centroamérica legalmente.

Esquivando el contagio
La mayoría de los haitianos en esta caravana salió de Chile, en donde perdieron sus empleos durante las violentas protestas sociales del año pasado contra el Gobierno. Una pequeña parte de ellos salió de Brasil. Los caribeños decidieron partir de Chile en busca del sueño de llegar a Estados Unidos. Para ello cruzaron varias fronteras suramericanas, atravesaron la peligrosa selva del Darién para llegar a Panamá, y luego pasaron hacia Costa Rica.

En este país quedaron atrapados desde marzo pasado por el cierre de las fronteras que los Gobiernos de la región aplicaron debido a la pandemia de la COVID-19. Unos 2.000 haitianos más están en albergues de Panamá. Por el momento, los haitianos que están en Costa Rica no han sufrido contagios con coronavirus y la caravana de los 97 se considera una «gran burbuja».

Solidaridad en el camino
Rufino Alvarado, uno de los voluntarios que brinda apoyo a los migrantes en el pequeño pueblo de Palmar Norte, dijo a Efe que las autoridades gubernamentales se han desentendido de los haitianos, y que las acciones se limitan a mantener una escolta de la Policía de Migración y de la Fuerza Pública.

Empresas y habitantes de Palmar Norte y de otras comunidades cercanas se han unido para donar alimentos, tiendas de acampar, frazadas, coches para los niños, ropa y zapatos, y darles refugio en un salón grande donde hay espacio para todos. Este oasis le ha permitido a la caravana descansar, recuperar energía y ánimos para enfrentar los días venideros, en los que esperan tener algo más de claridad sobre su futuro, especialmente el de los niños.

FUENTE: Agencias

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