Si bien los organismos internacionales miran con buenos ojos la economía panameña postpandemia, no podemos olvidar que estas debilidades se originan en las grandes desigualdades económicas. Panamá es el sexto país del mundo cuya bonanza se concentra en una pequeña fracción de la población y una pequeña franja del territorio.
A nivel mundial gozamos de una buena reputación por ser un país con grandes ventajas en el tema logístico internacional. La conectividad sigue siendo una gran aliada del istmo en todo sentido: es el centro de operaciones del mundo aunque la pandemia ha pausado el hub aéreo.
Con este espíritu, el empresario Carlos Ernesto González De La Lastra propone integrar esfuerzos entre todas las agencias involucradas en este sector para convertir a Panamá en 'ciudad global', dotada de relevantes ventajas competitivas que sirvan de eje en un sistema económico globalizado y cree oportunidades. Un desafío que requiere de infraestructura, mano de obra calificada, inversión y diversificación tanto de los polos de desarrollo, como de las actividades que alimentan esa línea logística.
Entre las ideas de integración del país con los vecinos, De La Lastra pone en el tapete la construcción de un ferrocarril que una Panamá con la frontera con Costa Rica, con una segunda etapa hasta Colombia. El solo anuncio de este moderno sistema, afirma, “atraerá inmediatamente inversión extranjera, inducirá la revalorización de las tierras a lo largo de la ruta, e incorporará el resto del país a una economía formal donde toda actividad económica pagará impuestos, fortaleciendo la hoy débil estructura fiscal, y creará 5 mil empleos en los cinco años de su construcción”. Obviamente que es mejor crear empleos que pagar subsidios a los desempleados, añade. Este planteamiento lo expone a propósito de la gran disponibilidad de créditos internacionales a bajos intereses y a largo plazo en la época postcovid.
La idea que aún parece prematura, toca ramas espinosas especialmente en el tema de la conectividad con Colombia.
Hasta ahora el tapón de Darién separa a Panamá del resto de Suramérica, lo que para algunos conservacionistas del ambiente, esta masa selvática declarada como Parque Natural del Darién, funciona como una barrera para el ingreso de nuevas enfermedades o zoonosis. Es un tópico muy sensitivo que por lo general enfrenta a todo mundo, porque los que defienden la conservación de Darién, temen que si se desarrolla una carretera que conecte ambos países, ocasionará el fenómeno de la espina de pescado. Es decir, que la vía fomente nuevos asentamientos y desarrollos que devasten la zona selvática, un pulmón para el mundo. Pero, cuando se les propone la posibilidad de un tren, no les suena tan mal la idea. Eso sí, con condiciones. ->>Vea más...
FUENTE: Con información de Adelita Coriat - La Estrella de Panamá