1.Isabel
La hija mayor de los Reyes Católicos fue Isabel de Aragón. Se casó con el infante Alfonso de Portugal. No se conocían en el momento de la boda pero se enamoraron. Desgraciadamente Alfonso falleció poco tiempo después. Hay versiones históricas que señalan que fue Fernando de Aragón quien ordenó matar al marido de su hija para evitar que Alfonso se convirtiera en rey de Castilla y de Aragón dado el fallecimiento del único hijo varón de los Reyes Católicos.
Tras morir su marido Isabel volvió a la Corte y se dedicó exclusivamente a la religión convirtiéndose en una persona muy piadosa.
Sus padres le pidieron que se casara con Manuel I, rey de Portugal, primo de su primer esposo. Ella se negaba. Aceptó poniendo una condición insólita. Solicitó que si Manuel quería casarse con ella debía expulsar a todos los judíos de Portugal. De esta manera mostraba su fanatismo católico. Manuel no quería expulsar a los judíos ya que admiraba su capacidad de trabajo y las aportaciones que hacían a la economía de Portugal pero acabó cediendo. Se casaron y los judíos fueron expulsados de Portugal. Isabel no fue nunca feliz con su segundo marido y estaba sumida en una profunda depresión que finalmente la arrastró a la muerte con solo 28 años.
2. Juan
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El segundo hijo de los Reyes Católicos fue Juan de Aragón. De los cinco hijos fue el único varón ya que tuvieron cuatro niñas y un niño. Juan nunca tuvo una salud robusta y no tenía ninguna de las grandes cualidades de su padre ni de su madre. Mejoró mucho su carácter y su entusiasmo por la vida al casarse con la princesa Margarita de Austria, considerada una de las mujeres más bellas de la época. Él tenía 19 años y ella 18.
Desgraciadamente Juan falleció a los seis meses de matrimonio.
3. Juana
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La tercera hija de los Reyes Católicos fue Juana. Es la hija más importante de los Reyes Católicos porque fue la reina de España, madre del emperador Carlos I y abuela de Felipe II.
Juana la Loca es un personaje histórico completamente distinto de Juana la Beltraneja, aunque a veces se confunden ambas por llevar las dos el nombre de Juana. De la misma manera que el apodo de la Beltraneja quizás no sea justo porque no era hija de Beltrán sino del rey, Enrique, tampoco es justo el apodo de Juana la Loca ya que la reina no estaba loca o en todo caso lo que padecía era locura de amor por su marido Felipe el Hermoso que fue Felipe I, Rey de España, alemán de la dinastía de los Habsburgo.
Juana la Loca es famosa por ser la hija de los reyes católicos monarcas y todavía más famosa por ser la madre del emperador más importante de la historia de España y el hombre más poderoso en territorios de la historia de la humanidad, Carlos I de España y V de Alemania.
Juana fue desde niña una mujer apasionada, muy inteligente y despierta. Se enamoró del hijo de Cristóbal Colón pero desgraciadamente sus padres tenían metas más altas y le pidieron que sacrificara esta relación.
Sin conocer a su marido y a instancia de sus padres, que buscaban casar a sus hijas con los reyes más poderosos de Europa, Juana se casó con Felipe el Hermoso, hijo del emperador Maximiliano de Alemania y rey a su vez de Flandes.
Felipe tenía seis años más que la princesa. Era un hombre muy apuesto y atractivo. Era alto, rubio, de ojos azules, de complexión atlética y gozaba de una maravillosa salud. Era muy activo, inteligente y hacía mucho ejercicio físico.
Felipe era un don Juan o Casanova que coleccionaba sus conquistas y que perdía el interés por las mujeres desde el mismo momento que las conquistaba.
Juana se enamoró de Felipe a primera vista. El mismo día que lo conoció ya estaba perdidamente enamorada de él. Sin embargo Felipe nunca estuvo enamorado de Juana. Él la utilizó para su objetivo de conseguir ser rey de España. Buscaba acumular la corona de España y también la de Alemania convirtiéndose en el hombre más poderoso del mundo.
Juana y Felipe vivieron en Flandes. Aunque estaba enamorada de su marido, Juana se adaptó mal a la vida en Flandes y peor aún después de que Felipe despidiera a todo su séquito.
En un cuarto de baño de Palacio durante una fiesta la reina dio a luz sola a su hijo Carlos. Felipe ya había conseguido su objetivo. Tenía un heredero masculino.
Desde el momento en que tuvo un hijo Felipe dejó de visitar a la reina y se concentró en sus numerosas amantes y conquistas. Su objetivo a partir de ese momento fue conseguir el trono de España lo más rápido posible. Su esposa constituía un impedimento, porque aunque a veces le decía a todo que sí cegada por el enamoramiento, en otras ocasiones rechazaba sus planes. Además había una gran enemistad entre Felipe y el padre de Juana.
Murió Isabel la Católica. El trono de Castila quedaba vacío. Fernando de Aragón era rey consorte en Castilla y por tanto no podía ser el rey al haber muerto su esposa, la reina.
Juana era la nueva reina de España y Felipe pasaba a ser el rey consorte. Pero a Felipe esa solución no le satisfacía, él quería ser rey de España solo. En la práctica quien gobernaba era él. Juana era muy distinta que su madre. Isabel era austera, seria, responsable y meditaba mucho sus decisiones con frialdad. Juana era muy pasional y sentimental. No meditaba nada y actuaba siempre con rapidez sin pensar.
En la Corte española Felipe intensificó el abandono de su esposa. Tenía relaciones muy frecuentes con otras mujeres y ya no se preocupaba de disimular o de esconderse. La reina, Juana, estaba cada vez más triste y deprimida.
Felipe encontró una solución para convertirse en rey. Consiguió que declararan que Juana estaba loca y pasó a ser Felipe I, Rey de España. En una ironía del destino, solo un año después, falleció de forma repentina.
Juana fue internada y quedó recluida todo el resto de su vida. A su padre, Fernando, no le interesaba sacarla de la reclusión, ya que él se convirtió, tras la muerte de Felipe, en el rey de Castilla.
Juana, prácticamente, no vio más a su hijo Carlos. Carlos se educó en Alemania y cuando llegó a España con 18 años no hablaba prácticamente español. Por tanto el soberano más importante de la historia de España no empezó a aprender español hasta los 18 años.
Carlos no hizo nada tampoco por ayudar a su madre ni sacarla de la reclusión, 30 años después de su encierro falleció Juana abandonada por todos.
4. María
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La cuarta hija de los Reyes Católicos fue María de Aragón. María de Aragón se casó con Manuel I de Portugal después de la muerte de su hermana Isabel. Es decir, que el rey de Portugal estuvo casado con dos hijas de los Reyes Católicos.
El segundo matrimonio de Manuel I sí que fue feliz. Vivieron juntos hasta su fallecimiento y tuvieron diez hijos. Uno de los hijos fue el rey Juan de Portugal que reinó durante 50 años. Una de las hijas fue Isabel, que se casó con Carlos I de España y V de Alemania por lo que la hija de los Reyes Católicos, María, es a su vez la abuela de Felipe II.
Este matrimonio respondía a la obsesión que tenían Isabel y Fernando con la unificación de Castilla, Aragón y Portugal. A pesar de todos sus esfuerzos no se consiguió esta unidad y hubo que esperar a dos generaciones más tardes, con la llegada de Felipe II, que se convirtió en rey de España y de Portugal quedando los países unidos y convirtiéndose Portugal en una región más de España. La unión duró solo 70 años y se terminó con Felipe IV y sus intentos de sofocar la rebelión catalana y portuguesa simultáneamente. Se centraron en Cataluña y dejaron que Portugal se fuera de España.
Otra característica curiosa del matrimonio entre María de Aragón y Manuel de Portugal es la exigencia de María de que su marido luchara contra los herejes. Isabel había conseguido que su marido, el mismo Manuel I, expulsara a los judíos de Portugal. María pretendía que hiciera lo mismo con los musulmanes y le exigía que destruyera las ciudades sagradas para los musulmanes de la Meca y Medina. También le solicitaba que reconquistara Jerusalén.
5. Catalina
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La quinta y última hija de los Reyes Católicos es la más famosa de todas y la que ha dado lugar a más películas y series de televisión. Se llamaba Catalina. Dentro de la política de sus padres de concertar alianzas con familias reales extranjeras se casó con 17 años de edad con el príncipe Arturo de Inglaterra, que tenía su misma edad. Desgraciadamente Arturo falleció a los seis meses.
Catalina se quedó en Inglaterra. El hermano de Arturo, Enrique, que tenía solo 13 años de edad se enamoró de ella.
Catalina y Enrique se casaron. Enrique se convirtió tras el fallecimiento de su padre en el nuevo rey de Inglaterra con el nombre de Enrique VIII, el rey más famoso de toda la historia de Inglaterra.
Los principios del matrimonio entre Enrique y Catalina fueron muy felices, pero Catalina era mayor que el rey y este pronto empezó a ofrecer signos de que además de ser un apasionado de la música (era compositor) y de la literatura (escribió varios libros) y de la religión (escribió varias tesis religiosas de orientación estrictamente católica) tenía una gran pasión por las mujeres y se dedicaba a conquistar a las damas de la Corte.
Estuvieron casados 14 años hasta que apareció Ana Bolena. El rey esta vez se enamoró perdidamente. Ana se lo puso difícil y le exigió que para mantener relaciones sexuales debía divorciarse de su esposa y casarse con ella. Esto era imposible porque el divorcio no estaba autorizado. Además Catalina seguía enamorada de su marido y no aceptaba el divorcio “soy hija de reyes” decía.
Enrique pidió la nulidad del matrimonio al Papa. Se basaba en que el matrimonio era ilegal porque Catalina había estado casada antes con su hermano. En el juicio Catalina alegó que el matrimonio con su hermano no había sido consumado debido a la enfermedad de este.
Catalina era una mujer inteligente, con una formación educativa privilegiada y muy preparada en todos los terrenos. Fue amiga de grandes personajes de la época como Tomás Moro y Erasmo de Rotterdam. En el juicio Catalina habló muy bien y lo ganó. El divorcio fue rechazado y la nulidad del matrimonio también.
Enrique como única solución, dado su total enamoramiento por Ana Bolena, decidió romper con la iglesia católica y con el Papa. Instauró el protestantismo en Inglaterra.
Esta historia resulta muy curiosa porque si el matrimonio de la hija de los Reyes Católicos con Enrique VIII hubiera sido feliz y duradero Inglaterra no se hubiera convertido en un país protestante.
La hija de Enrique VIII y Catalina fue María y reinó como María I de Inglaterra, también conocida como la sangrienta María, por la matanza de protestantes ya que restauró el catolicismo. Por tanto, María, reina de Inglaterra, era la nieta de los Reyes Católicos.
Al morir la reina María, la nueva reina fue Isabel, la más famosa de la historia de Inglaterra, hija de Enrique VIII y su segunda esposa, Ana Bolena.
Ana Bolena fue ejecutada por el rey Enrique VIII que se volvió a casar otras cuatro veces más, haciendo un total de seis matrimonios.
FUENTE: Con información de efemeridespedrobeltran.com