Por: Antonio Caballero - Creo que fue el filósofo Bertrand Russell, a pesar de ser inglés, el que comparó la revolución bolchevique de Rusia con una omelette a la francesa, para la cual es necesario romper varios huevos: “Veo los huevos rotos, pero no veo la omelette“, dijo, o filosofó. Guardadas las gigantescas diferencias, eso es lo que está pasando aquí con el “paro nacional” de los espontáneos y de los sindicatos (los que quedan). Se rompen los huevos, pero ¿dónde está la omelette?
Los huevos rotos son muchos. Ya van 34 muertos (20 de ellos, según Human Rights Watch, a manos de la policía. Y no hay que olvidar que el presidente Iván Duque no encontró mejor respuesta a las protestas del año pasado que disfrazarse de policía). Cientos de heridos, tanto de los manifestantes que protestan como de la policía que los reprime, y no se sabe cuántos desaparecidos. Y, en plata, pérdidas diarias de casi 500 mil millones de pesos, según los cálculos del ministro de Hacienda.
Y en cuanto a la omelette ¿qué? Anuncia el Comité del Paro, como un cualquier Álvaro Uribe, que hay que poner el ojo en el año 2022. Porque en Colombia todo, siempre, por grandes que sean la violencia y el caos (Duque lo pronuncia en inglés), todo termina en una elección presidencial. Mucho se han burlado de Francia los propios franceses diciendo que allá “tout finit par des chansons”: todo termina en canciones. Pero lo de aquí es peor: todo termina en elecciones.
Y en este desordenado motín popular, que ya lleva mes y medio y que no es revolución ni está, como dice la turba de los uribistas, financiado por el castrochavismo venezolano (que ya no tiene con qué), ni por el comunismo soviético (que ya no existe), no hay un Lenin, ni un Trotski, ni un partido disciplinado que sea capaz de organizarlo, ni un ejército. Ni siquiera un coronel Hugo Chávez. No es que a mí me gusten mucho Chávez o Lenin o Trotski (este un poco más, porque no tuvo poder para hacer tanto daño), ni los partidos militarmente disciplinados, ni los ejércitos. Pero son ellos los que convierten las revueltas en revoluciones.
¿Gustavo Petro está detrás? Lo he escrito veinte veces: los periodistas de este país tienden siempre a titular así: “Qué hay detrás”, de lo que sea, una masacre en el campo con nueve muertos o una victoria —o derrota— en una partida de ajedrez o en un partido de fútbol; para no mirar lo que hay delante: en este caso, la exasperación popular. Ya quisiera Petro estar refugiado “detrás” de esta espontánea rebelión, aunque en estos casos lo que se necesita es estar delante. Pero ni lo uno, ni lo otro. También Petro está pensando únicamente en términos electorales. ->>Vea más...
FUENTE: Artículo de Opinión – Los Danieles