Por: Daniel Coronell - La prueba, que pulveriza la hipótesis del fiscal
Jaimes, fue grabada unos días después de las elecciones legislativas que se
cumplieron el 11 de marzo de 2018.
Gabriel Ramón Jaimes es tan mal fiscal como defensor. En teoría su misión
consiste en investigar al expresidente Álvaro Uribe para determinar si
incurrió en los delitos de soborno de testigos y fraude procesal, pero ni
siquiera lo interrogó. En serio, está pidiendo precluir el caso sin tomarse
siquiera el trabajo de preguntarle al investigado por las pruebas que están a
la vista de todos. No citó a su despacho al “presidente” como llama con
zalamería a su defendido en algunos de los documentos en los que pide no
continuar con la investigación. No ha hecho nada para incomodar al poderoso
imputado.
En cambio ha arremetido furiosamente contra las pruebas y testigos que lo
incriminan, tratando de desprestigiarlos. Una de esas pruebas es la grabación
de las presiones al testigo preso Juan Guillermo Monsalve, efectuada por él
mismo con una cámara oculta en un reloj.
Aunque Jaimes reconoce que la grabación es genuina, sostiene que faltan unos
minutos de registro y concluye –sin demostrarlo– que la prueba fue mutilada
por Monsalve y por su entonces pareja, la médica Deyanira Gómez. El reloj no
está en el almacén de pruebas, allí hay una memoria USB que contiene la
grabación.
Como Jaimes no puede probar la manipulación, la supone, la deja al viento y
anuncia que pedirá investigar a los testigos. Y aquí está la noticia: para
infortunio de la estrategia del fiscal Jaimes, el reloj está disponible para
su completa verificación. Algo más, no solamente es un reloj, son dos.
Los relojes serán aportados al proceso por el abogado Miguel Ángel del Río,
apoderado tanto de Juan Guillermo Monsalve como de Deyanira Gómez.
El primer reloj con el que Monsalve grabó la visita del abogado Diego Cadena,
el jueves 22 de febrero de 2018, es este de tablero gris que ustedes pueden
ver en Los Danieles.
Minutos antes Monsalve había recibido el dispositivo espía de manos del
abogado Héctor Romero, en ese momento apoderado de Deyanira y hoy muy
cercano a la causa de Uribe y de Cadena. El abogado le entregó al preso
subrepticiamente el dispositivo en el baño del patio de visitantes mientras
Cadena los esperaba sentado en una mesa, sin sospechar que lo iban a grabar
con las manos en la masa.
Romero mintió, bajo la gravedad del juramento, cuando dijo que sí entró el
reloj a La Picota pero que no sabía que era una grabadora. La verdad es que
esa misma mañana pasó a recoger el reloj espía a la oficina de la médica
Deyanira Gómez, en el piso sexto del edificio de Coomeva en la calle 100 con
carrera 15 de Bogotá. Ella le explicó cómo funcionaba el aparato y Romero le
repitió presurosamente las instrucciones a Monsalve, mientras estaban
parados al lado de un orinal.
En la cámara oculta quedaron registradas las innegables presiones de Diego
Cadena, que sabía que al día siguiente, viernes 23 de febrero, vencía el
término de un recurso con el que el expresidente Uribe esperaba evitar la
apertura de la investigación de la Corte Suprema por sus presuntos delitos:
–Lo que yo digo es… redactemos el hijueputa documento –le dice el grabado
abogado Cadena al testigo– si no yo vengo mañana. Mañana, a primera hora
presento el recurso. Eso es importante. La más importante de todas las
declaraciones que hizo falta. Llevo cuatro…Las tengo ahí afuera en la
camioneta.
Las otras cuatro eran de testigos a los que él mismo les había escrito sus
declaraciones, entre ellos Carlos Enrique Vélez a quien le había entregado
dinero en efectivo como está probado por encima de cualquier duda.
El secuestrador Enrique Pardo Hasche, otro de los hombres claves en la
presión al testigo, mintió también cuando declaró que no participó en esa
reunión, que solo llegó al final a despedirse.
Hasta el fiscal Jaimes, empeñado en presentar a Pardo Hasche como paradigma
de la verdad, se percató de su mentira cuando revisó las cámaras de
seguridad de la cárcel que prueban que el papel de Pardo fue mucho más que
decir hasta luego.
Esa tarde en una de las mesas estaban el testigo Monsalve, Diego Cadena y el
abogado Héctor Romero. Jaimes narró en la audiencia: “Hasta cuando se les
une el señor Pardo Hasche. O sea de los tres solos estuvieron reunidos doce
minutos 21 segundos. Y se sienta, acerca una silla y se sienta el señor
Pardo Hasche que estaba reunido en otra mesa”.
Lo que según el mentiroso Pardo Hasche fue apenas una despedida duró más que el resto de la reunión, como lo relata el fiscal Gabriel Ramón Jaimes: “La reunión ya de los cuatro, se inicia a las 4:04:08 y se extiende hasta las 4:17:45. Teniendo un tiempo de duración, ya los cuatro, de 13 minutos y 37 segundos”. ->>Vea más...
FUENTE: Artículo de Opinión – Los Danieles