De acuerdo con el reporte presentado por el médico patólogo Paul Griffiiths tras una extensa investigación de la autopsia, la joven habría fallecido a causa de una hipoxia relacionada con su adicción al chicle.
Samantha, que llegaba a masticar hasta catorce barras al día, falleció en junio de 2011 luego de sentir un fuerte dolor de cabeza y perder el conocimiento. Los médicos del hospital Morriston donde fue atendida, aseguraron haber quedado impresionados por los bajos niveles de minerales en su cuerpo y las grandes cantidades de chicle que encontraron en su estómago.
“Es posible que el chicle encontrado en el estómago de la joven entorpeciera su absorción de sodio, magnesio y calcio, cuyos bajos niveles le habrían causado la convulsión que sufrió antes de morir”, reconoció el doctor Griffiths al ser consultado días atrás por un juzgado de instrucción de la ciudad Swansea.
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