José María Roldán, presidente de los banqueros españoles, ha asegurado que para asegurar la supervivencia del sector hay una solución principal: que el cliente pague más por lo servicios bancarios, además de ajustar gastos y de redimensionar plantillas y oficinas.
Se trata de una respuesta inquietante. Es evidente que el problema de la banca tiene mucho que ver con el estrechamiento del margen de intereses. Al fin y al cabo, en 2009, hace apenas media docena de años, el sistema bancario español ingresó 43.035 millones por este concepto, y hoy (datos de 2015) apenas alcanza los 26.414 millones. Sin duda, por el debilitamiento del negocio bancario debido a la crisis y al proceso de desapalancamiento de la economía española, pero, sobre todo, por la caída de los tipos de interés.
Yerra Roldán si piensa que la solución es subir las comisiones y, en general, cobrar por la prestación de toda clase de servicios financieros
Pero yerra Roldán si piensa que la solución es subir las comisiones y, en general, cobrar por la prestación de toda clase de servicios financieros. Lo cierto es que, independientemente del estrechamiento de márgenes, hay otra realidad que se impone de forma imparable, y que tiene que ver con la revolución tecnológica que vive el sector.
Innovación financiera
No se trata de un asunto coyuntural, sino que estamos ante una auténtica transformación del mundo financiero por la vía de la innovación. Y pensar que se pueden subir las comisiones en la medida que caiga el negocio tradicional de la banca es, simplemente, obviar el problema más importante, y que necesariamente hay que vincular a la eficiencia del sector.Si la banca tradicional no se adapta a la nueva realidad tecnológica (con costes mucho más bajos), morirá en el intento. Y lo que es peor, su espacio será ocupado por nuevas entidades mucho más ágiles y dinámicas, capaces de ofrecer los mismos servicios a precios más competitivos. Y lo que es todavía más relevante: sin arrastrar mochila alguna en cuanto a costes.
Lo que ha ocurrido hasta ahora es que los márgenes han caído muy por encima de lo que lo han hecho los gastos de explotación, un 38,7% frente al 11,7% desde 2009, y eso lastra, obviamente, la competitividad del sector en un marco muy exigente. En España sigue habiendo demasiadas oficinas (31.155), y aunque se ha producido un ajuste en los últimos años, parece irrebatible que todavía es insuficiente. Y acudir a la vía de las comisiones para aumentar los ingresos no parece el mejor camino.
FUENTE: Columna Capital - http://blogs.elconfidencial.com