
Sin embargo, y mirando al futuro, las perspectivas no parecen tan alentadoras. La mayor flexibilidad que implican las nuevas plataformas de empleo, así como la importante segregación por género en los estudios universitarios —unos más demandados que otros en una economía donde las nuevas tecnologías imponen su ley—, pueden revertir esta evolución positiva a medio y largo plazo. El futuro del empleo puede no ser tan benigno con las mujeres como parece haberlo sido en el pasado reciente.
Las economistas Sandra Black y Alexandra Spitz-Oener concluyen en un trabajo de 2010 que el cambio tecnológico ha ayudado a reducir las diferencias salariales entre hombres y mujeres en el mercado laboral, aunque la razón original de esta caída no necesariamente se puede considerar positiva. El cambio tecnológico, dicen, reemplazó un empleo rutinario por otro más cualificado. (PULSE AQUÍ PARA VER MÁS)
FUENTE: Manuel Alejandro Hidalgo - https://retina.elpais.com