
En “Sharp Power. Rising Authoritarian Influence”, un estudio promovido por la fundación National Endowment for Democracy a través del Foro Internacional de Estudios Democráticos y en el que participan investigadores e instituciones de Argentina, Polonia y Eslovaquia, se plantea un necesario reacomodo de ideas: el soft power no puede seguir siendo visto como un mero ejercicio inocuo. Al menos no en lo que se refiere a China y Rusia y su influencia en las democracias latinoamericanas y de Europa Central.
“En la última década, China y Rusia han gastado miles de millones de dólares para dar forma a la opinión pública y las percepciones en todo el mundo, empleando un conjunto de herramientas que incluye miles de intercambios entre personas, actividades culturales de gran alcance, programas educativos y el desarrollo de empresas de medios e iniciativas de información con alcance global”, explica el informe en su idea general: “Como el recuerdo de la era de la Guerra Fría retrocedió, los analistas, periodistas y políticos en las democracias llegaron a ver los esfuerzos de influencia autoritaria a través del lente familiar del ‘poder blando’. Pero algunas de las técnicas de influencia autoritaria más visibles utilizadas por países como China y Rusia, aunque no son ‘duras’ en el sentido abiertamente coercitivo, tampoco son realmente ‘suaves’”.
Y continúa: “Esta influencia autoritaria no se trata principalmente de atracción o incluso persuasión; se centra en la distracción y la manipulación. Estos ambiciosos regímenes autoritarios, que sistemáticamente suprimen el pluralismo político y la libre expresión en sus países, buscan cada vez más aplicar principios similares a nivel internacional para asegurar sus intereses”.
Se propone entonces una aproximación más suspicaz: “Necesitamos un nuevo vocabulario para este fenómeno. Lo que hasta ahora hemos entendido como el ‘poder blando’ autoritario se categoriza mejor como ‘sharp power’ que penetra o perfora los entornos políticos y de información en los países seleccionados. En la nueva competencia que está en marcha entre Estados autocráticos y democráticos, las técnicas de ‘poder agudo’ de los regímenes represivos deberían verse como la punta de su puñal, o incluso como su jeringuilla”. (PULSE AQUÍ PARA VER MÁS)
FUENTE: Oscar Medina |@oscarmedina1 - https://vertice.news - (PULSE AQUÍ)