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viernes, 21 de diciembre de 2018

(España) Íñigo Errejón: "Venezuela es un desastre y no es un modelo para nuestro país"

Es cierto lo que dicen sobre él: que en el tú a tú y, en su presencia, tienes la sensación de estar ante un socialdemócrata en estado puro, un hombre de izquierdas con un discurso ideológico muy bien armado pero que se aleja del estereotipo de radical que otros tienen en su formación política. Es difícil que diga una palabra gruesa de sus adversarios, pero no baja la guardia en ningún momento si se trata de descalificar sus políticas, incluso de sacar los colores a los propios.

Íñigo Errejón (Madrid, 1983) dice de sí mismo, en el portal de transparencia de Podemos: "Desde muy pequeño, mis padres me enseñaron siempre los mismos valores: un inmenso cariño por la historia democrática de nuestro país y una profunda convicción por la justicia social". Tal vez por eso, en casi todas sus respuestas hay un reflejo de esos principios. En plena adolescencia, participó en numerosos colectivos sociales y políticos desde el No a la Guerra al movimiento Juventud sin Futuro durante el 15-M, y tras la fundación de Podemos se convirtió en su número dos y portavoz parlamentario del partido.

Aunque apenas han pasado cinco años, desde entonces, ha llovido mucho: se ha deteriorado su relación con Pablo Iglesias, a quien disputó sin éxito el liderazgo; ya no forma parte del núcleo duro de su partido; y aunque sigue dirigiendo la Secretaría de Análisis Estratégico y Cambio Político y su aterrizaje en Madrid fue de emergencia, ha encontrado en la política autonómica un refugio perfecto para demostrar sus tesis, ahora aceptadas por todos, de que Podemos no está llamado a sustituir al PSOE, sino a combinarse con él para expandir la base electoral de la izquierda y desplazar a la derecha.

Dice que Torra es un irresponsable, pero no se puede ilegalizar a la mitad de los catalanes; que Vox es un síntoma pero no la causa de todos los males; y que Podemos debe dejar de engordarles con descalificaciones gruesas y ofrecer alternativas para que frenar la involución que sufre el país. Reconoce que la relación de amistad con Iglesias se ha deteriorado y dice que a su formación la deben de conocer por sus propuestas y no por el chalé de su líder. Su aspiración es ser presidente de Madrid y, a largo plazo, llegar a la Moncloa. Es un animal político en estado puro , una especie de Pepito Grillo, de conciencia crítica llamada a tener grandes cuotas de responsabilidad en la cosa pública.

¿Cómo se define ideológicamente? A Iglesias o a Echenique se les ha llamado comunistas, marxistas, leninistas... Pero a usted muchos le definen como socialdemócrata, ¿es así?

Nos tenemos que dejar de definir con etiquetas ideológicas de hace 20, 30 o 40 años porque ya no son útiles para transformar nuestro país. A mí me guían ideológicamente tres pasiones: una pasión patriótica para que España no se dibuje en blanco y negro, estrecha, intolerante, como algunos la quieren pintar. Somos un país moderno, acogedor, tolerante, solidario, del que yo me siento orgulloso. En segundo lugar, tengo una pasión democrática, porque no hay orden viable y duradero posible si no acercamos los centros de decisión real a la voluntad popular, que hoy está amenazada. La democracia tiene que ser decidida por los ciudadanos y no por unos pocos poderes financieros no elegidos por nadie, que hacen y deshacen a su antojo, condenando a la gente a unas vidas cada vez más precarias y más desordenadas. Y mi tercera pasión es la justicia social.

Vamos, que usted ya no divide a los españoles en 'fachas' y 'rojos'...

No, en absoluto. El combate más importante de nuestro tiempo no es el izquierda y derecha, sino entre democracia y alguna suerte de sálvese quien pueda, de ley de la selva, de tiranía del más fuerte, y eso nos hace retroceder a tiempos oscuros. Si la gente no puede hacer planes de vida, ni formar una familia, ni pagar un alquiler porque tiene contratos precarios, es fácil ser presa de la ansiedad o del miedo, y ahí aparecen fenómenos políticos que están llamando a la puerta y que son horrorosos.

En suma, no se siente insultado cuando algunos socialistas en privado nos dicen: ¡Qué gran candidato se ha perdido el PSOE con Errejón!

No me siento insultado porque me valoren los socialistas; les agradezco el comentario. Pero el PSOE se tendría que hacer mirar por qué durante los últimos años en nuestro país ha dejado de ser la esperanza para mucha gente.

¿Cuánto se ha arrepentido de haber dicho que "en Venezuela se come tres veces"?

Ya lo he aclarado. Dije y reitero que Venezuela es un desastre, y para mí no es, en modo alguno, un modelo para nuestro país. No quiero el modelo de Venezuela ni para mi país ni para mi gente, así de claro. ->>Vea más...

FUENTE: Con información de entrevista de Esther Esteban - https://www.eleconomista.es

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