
Sin embargo, han pesado menos la foto fija del año anterior que las expectativas futuras, que a corto plazo no son muy halagüeñas, como ha reconocido el propio consejero delegado, Gonzalo Gortázar resumido en la frase “tenemos que seguir remando”, por una combinación de que los tipos de interés continuarán bajos –el plan estratégico preveía una leve subida–, menor crecimiento en volúmenes, un entorno macroeconómico que para España sólo prevé un crecimiento del 2% y las malas perspectivas generales del sector bancario, acosado por todo tipo de competencias tecnológicas.
Pero remar, por lo que ha parecido hoy, no cotiza al alza en bolsa. A media mañana, la caída del valor rondaba el 7% y la capitalización se colocaba en 18.160 millones. En unas horas, el banco se había dejado en el camino más de 1.400 millones en el valor de sus títulos.
Algunos analistas han culpado de la situación a la evolución en el cuarto trimestre, con un análisis más “british” y cortoplacista. Pero no es así, porque, si bien los márgenes se han deteriorado en este trimestre –el margen de intereses se mantiene estable en comparación con el tercer trimestre del año, pero el margen bruto cae un 15% y el margen de explotación un 32%–; lo que ha sido clave para el derrumbe bursátil ha sido el cambio, a peor, de las expectativas para 2019. ->>Vea más...
FUENTE: Con información de MARCOS LAMELAS - https://www.elconfidencial.com