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viernes, 22 de febrero de 2019

La falsificadora de cartas nominada al Oscar

No es inhabitual que los escritores, especialmente los que empiezan, imiten la prosa de autores consagrados mientras van dando forma a su propio estilo. El de la biógrafa Lee Israel, de todos modos, es a la vez un ejemplo proverbial de ese tipo de apropiación y un caso del todo excepcional, puesto que su finalidad no era afinar una voz personal sino perfeccionar la imitación de otras voces.

Prácticamente en la ruina e incapaz de pagar un veterinario para su gato enfermo, Israel decidió que podía hacer negocio falsificando cartas y atribuyéndolas a Dorothy Parker, Noël Coward y otros escritores célebres y famosos por su afilado ingenio. A medida que perfeccionaba su reprensible arte —primero embelleciendo cartas originales y auténticas, luego escribiendo de principio a fin cartas falsas—, fue tejiendo una red de ilusos clientes en el seno del mundo literario neoyorquino que estaban dispuestos a pagar por ellas. Inevitablemente, las misivas de pega acabaron llamando la atención del FBI.

La acción de '¿Podrás perdonarme algún día?' transcurre a principios de los noventa. Tras gozar en el pasado de cierto éxito editorial gracias a sus libros sobre personalidades como Tallulah Bankhead, Israel (Melissa McCarthy) ha perdido el favor de la industria a causa de su insistencia en escribir sobre asuntos que ya no interesan al público. Su modo de vida no ayuda: se pasa el día bebiendo en el pub, y la noche en un apartamento lleno de basura y moscas, y cacas de gato que se acumulan bajo la cama.

La directora Marielle Heller describe las actividades delictivas de Israel como una extensión lógica de su estilo literario; si en su faceta de biógrafa había demostrado ser asombrosamente capaz de sumergirse en las identidades de sus objetos de estudio, esa habilidad le resultó especialmente útil a la hora de acometer sus falsificaciones. Para perfeccionarlas, asimismo, hizo acopio de viejas máquinas de escribir que le permitieran reproducir casi cualquier tipografía de épocas pasadas, y echó mano de planchas y hornos para envejecer artificialmente la papelería que utilizaba. ->>Vea más...

FUENTE: Con información de ALEJANDRO ALEGRÉ - El Confidencial

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