
"Pero no sé dónde están mis hijos, quiero ir con mis hijos". Poco a poco la convencieron para que se arrastrara fuera del bidón. Les sorprendió su desnudez, pero sobre todo la de los pies: iba descalza y el terreno, lleno de matorrales, zarzas, y jaras le había provocado cortes por todo el cuerpo. Uno de los miembros de la guardia civil se quitó la camiseta y le ayudo a ponérsela para cubrir su desnudez.
"No encontramos a Amiel y a Ichel. ¿Dónde están los niños?", le preguntaron los agentes. "Yo no sé nada. Hablad con el padre", respondía ella una y otra vez. A lo largo de las siguientes horas los investigadores comprobaron cómo su discurso se iba convirtiendo en algo mucho más errático, desordenado e inconexo: "La verdad es que nos persigue una secta peligrosa"; "mi hijo está poseído por el diablo"; "esta madrugada me he despertado. Estaba junto a mi marido, los dos durmiendo. Le he agitado para que despertara y le he dicho que hacía mucho que no me tocaba y que quería hacer el amor con él en ese instante. Entonces él me ha preguntado que dónde estaban los niños y yo le he dicho: 'Ellos están dentro de mi corazón'. Hemos empezado a discutir y he salido corriendo". Un testigo asegura que sobre las 7.30 de la mañana estaba paseando a su perro cuando de repente vio salir de entre los arbustos a una mujer corriendo y muy alterada. La describió como "una joven de pelo moreno completamente desnuda".
Este vecino del lugar la reconoció, pero fue incapaz de hacer nada porque huía despavorida. Sabía dónde vivía y se acercó con su animal. Allí encontró a Gabriel que le dijo: "Por favor, préstame tu teléfono que quiero llamar a la abuela materna de los niños". El hombre le respondió: "No te preocupes que ya he llamado yo al 112 para que vengan corriendo a ayudarte. ¿Qué ha pasado?", le preguntó. "No sé, pero aquí ya no pinto nada. Me voy a volver a Bélgica, aquí están ya todos muertos". ->>Vea más...
FUENTE: Con información de NACHO ABAD - El Confidencial