
Sus nombres -Vanderbilt, Carnegie, Rockerfeller- siguen siendo sinónimos de fortunas colosales.
Para algunos, estos hombres fueron los heroicos empresarios que hicieron grande a Estados Unidos. Para otros, fueron plutócratas que llevaron a mujeres y hombres que alguna vez fueron independientes a depender del tedioso trabajo asalariado: los "barones ladrones" que se robaron el sueño americano.
A medida que la economía estadounidense avanzaba rápidamente a lo largo del siglo XIX, nada simbolizaba más ese dinamismo en todo su caos feroz que los ferrocarriles.
Los dueños de las compañías ferroviarias mintieron, engañaron y sacaron del camino a otros para hacer sus fortunas.
Fue competencia empresarial en su estado más crudo. pero un titán de los negocios, John Pierpont Morgan, quiso no solo ganar la competencia sino detenerla, incluso si eso requería el mismo nivel de crueldad.
Cornelius Vanderbilt hizo su fortuna con los barcos, Jay Gould con los trenes, Andrew Carnegie con el acero y John D. Rockefeller con el petróleo. J.P. Morgan hizo su fortuna -mucho más modesta- con las fusiones corporativas.
Los otros "barones ladrones" tenían la ventaja de ser los más grandes en cada uno de sus sectores, pero aún así permanecían vulnerables a los choques sistémicos de la economía. ->>Vea más...
FUENTE: Con información de BBC Mundo - lanacion.com.ar