Encontrar al este de Ourense una veta del metal más deseado por las empresas tecnológicas es un milagro, pero ¿será suficiente para salvar de la despoblación a esta pequeña comarca gallega?
Al pasar bajo un puente ferroviario de piedra cubierta de musgo, en dirección a los valles donde la carretera corta como un cuchillo una manteca de brezales granates y tojos amarillos, los arroyos del deshielo se deslizan bajo el balasto y por entre las raíces de castaños, cuyas ramas se ciernen cubiertas de musgo sobre los tejados de pizarra de casas derelictas tras marquesinas de uralita con publicidad desconchada del Banco Pastor, uno empieza a intuir que esto no es la República Democrática del Congo.
O al menos, superficialmente. Porque a muchos kilómetros bajo tierra, el lejano país centroafricano y la comarca de Viana, al este de la provincia de Ourense, comparten un pasado como suturas del supercontinente Pangea. Debido a estos procesos geológicos, hace millones de años las rocas que componen el macizo Galaico-Leonés, indicadoras de altas presiones y temperaturas, dieron lugar a subproductos que hoy resultan más valiosos que el oro.
El primero de ellos es el coltán, una mezcla de colombita y tantalita imprescindible para la industria tecnológica mundial y más escasa que nunca desde que hace pocos años grandes empresas como Apple, Intel, Google o Microsoft empezaron a dar la espalda a los minerales de sangre en la fabricación de sus dispositivos. Hace alrededor de un año, abrió en Penouta, entre estas bucólicas laderas, la primera mina de coltán de Europa.
Desde mediados del siglo pasado y hasta 1985, aquí hubo una explotación de estaño y wolframio que en sus postrimerías fue propiedad de Rumasa, pero cuando el Estado expropió la empresa de José María Ruiz-Mateos, la mina fue declarada inviable y la comarca se hundió. ->>Vea más...
FUENTE: Con información de Antonio Villarreal - El Confidencial