
"Lo normal es que cuando abres el local a las nueve de la mañana tengas a unos cuantos chavales 'de pedo' esperando para entrar. 'Vamos, que llegas tarde', te dicen de cachondeo. Algunos están todavía borrachos, te los encuentras en la calle con el cubata en la mano y lo primero que te piden es una cerveza. Se la toman, los fines de semana tenemos 3x2 en latas, comen algo y echan alguna apuesta. Los más jóvenes meten cinco euros en la ruleta y a ver qué pasa. El que se calienta puede meter 50 fácilmente", cuenta Alberto*, que trabajó durante varios meses en un salón de la española Codere al este de Madrid.
El salón de apuestas no solo es un 'after', también es el lugar perfecto para empezar la fiesta. "Te vienen al principio de la noche los viernes y sábados a calentar. Unos euros a la ruleta, unos cuantos cubatas a cuatro euros, unas palomitas y patatas fritas, y luego a seguir la fiesta por ahí. Mi salón cierra a la una de la madrugada y los chavales van pasando. Luego por la mañana alguno vuelve a ver si recupera lo gastado esa noche", cuenta Marta, que pasó 12 meses como técnica de sala en el extrarradio de la capital. ->>Vea más...
FUENTE: Con información de DAVID BRUNAT - El Confidencial